Dicen que tras la tormenta llega la calma, y yo añadiría: con la calma se puede observar los acontecimientos con perspectiva. Así hemos paseado por la zona inundable del Ebro. Un espectáculo en sí mismo, y tras la riada, aún más acentuado.
Ramas, árboles, hierbajos y demás flora arrastrada por la corriente río abajo marcan la altura a la que estos se vieron forzados a flotar, si es que tuvieron esa suerte. Y también entre esa maleza, elementos dispersos ondeados al querer del aire. Trozos de plástico de diversos tamaños y colores atrapados contra su voluntad en su viaje hacia una vida mejor. Una vida en alta mar, o si tienen suerte, ser devueltos a su origen escondidos en las carnes de alguna delicatessen del mar.
Mi primer impulso ha sido bajar a limpiarlo, pero mi otro yo se ha resistido pensando que es una postal idílica para concienciar sobre el impacto de nuestras acciones. Como soy así, he bajado y he retirado de la ribera cables de más de metro y medio de largo, el embellecedor de la guantera de un coche, chapas de metal y botellas de plástico, zapatillas… y cuando ya no tenía más ganas, un extintor de incendios. No porque me guste recoger basura, sino porque tener una ribera así me avergüenza como ser humano, inteligente y evolucionado.
Somos muchos los que reciclamos, cuidamos el medio ambiente y estamos implicados con su conservación, pero paisajes como estos me deprimen enormemente, ya que no estamos todos concienciados. Esta ribera da fe de ello. A los que piensan que son chiquilladas, se equivocan, es realmente un problema de educación ambiental intergeneracional.
Personalmente, no sé cómo se debería educar a la población a ser más cívica y a respetar su entorno. Porque lo que yo considero algo incívico, para otra persona es una acto normal, como el tirar un extintor al río. O por poner otro ejemplo, la proliferación de basuras y escombros descontrolados en nuestra tierra es porque el depósito de residuos (escombros, electrodomésticos, amianto, telas asfálticas, etc..) en un centro de reciclado es costoso o por una mala educación, o por ambos.
Esa pregunta me tiene entretenido y preocupado, porque el método empleado hasta ahora no ha logrado los objetivos. Hemos mejorado respecto a hace unas décadas, sí, pero hay que andar y mejorar mucho más para estar plenamente concienciados con el respeto y aprecio a nuestra tierra.
Pero ¿cómo se conciencia a los del extintor?
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