CARTA AL DIRECTOR

Con la basura a cuestas

Señor alcalde o, mejor dicho, señor que cobra como un alcalde: le escribe estas líneas un vecino y camarero de La Laurel desde el abandono y el desasosiego.

Por fin vemos vibrante de nuevo el Palacio de Correos. Un edificio modesto y elegante al mismo tiempo que durante tanto tiempo nos había abandonado. Su uso, un hotel de cinco estrellas. En principio, algo bueno para el barrio y en general para la ciudad. Parecía que estábamos de enhorabuena, hasta que los vecinos y trabajadores de la zona hemos sufrido las consecuencias no por su nueva utilidad en sí, sino por nuestro inservible gobierno municipal.

El Ayuntamiento ha retirado dos grupos de contenedores, antes situados en la Calle Valvanera y la Calle de la Merced. Esta tropelía se debe a que al excelentísimo alcalde le ha parecido mucho más importante la satisfacción del huésped del hotel al asomarse por la ventana que el bienestar de vecinos y trabajadores.

Nuestro trabajo en la Laurel está aderezado con deliciosos vinos y suculentos sabores, pero también nos curtimos entre el ruido ensordecedor y la dura labor de gestionar el servicio. Siempre se intenta hacer con una sonrisa, a sabiendas de que presentamos La Rioja en forma de sabor y bienvenida; no hay orgullo mayor.

Sin embargo, también hay partes agrias, como el colofón de cada turno, que es tirar la basura y pesa demasiado en varias ocasiones. Para ello, alrededor de las calles Laurel, Travesía del Laurel, Albornoz y San Agustín, se hallaban varias hileras de contenedores. Una de ellas se encontraba en la Calle Bretón de los Herreros, a la altura de la entrada a la Laurel por la Travesía, y ya fue retirada hace un año. ¿La consecuencia? El devenir de la Calle Valvanera en un auténtico vertedero, pues el grupo de contenedores allí situados no se amplió y la basura campaba a sus anchas en la calle.

Ya era y es indecoroso que ese callejón llevara el nombre de la patrona de La Rioja en lugar de una calle principal (oportunidad hubo de renombrar como Avenida Valvanera alguna arteria importante con el nombre de las calles de antaño), pero convertirla en una ciénaga, me parece hasta una rimbombante blasfemia, y eso que no soy creyente.

Al Alcalde y al Ayuntamiento esta situación ni siquiera les despeinó, ya que hasta que no ha abierto sus puertas el Hotel no se ha actuado por adecentar el esperpento de suciedad y porquería que era la Calle Valvanera.

Desde los bares y restaurantes se ha instado al Ayuntamiento a que no retirase los contenedores, que los instalara en otros puntos cercanos o que facilitara una recogida programada. Sin embargo, el Ayuntamiento ha brillado con la típica desidia en la que lleva instalado esta legislatura y ha ignorado que la labor del camarero que, tras un duro turno de trabajo, tiene que llevar a cabo para llevar la basura hasta donde Cristo perdió la chancla.

¿Qué desea que haga con la basura de mi bar y con la de mi casa, señor alcalde? ¿La deposito en la Plaza Consistorial? ¿Instalo una planta de reciclado en la cocina para no molestarle? Siempre puede también pintar flechas y líneas de colores en el suelo, como acostumbra a hacer, para indicarme el camino hasta el grupo de contenedores que a usted guste.

Si ya el número de contenedores no era suficiente en la zona, tener que depositar la misma cantidad de residuos producidos en la Laurel y las viviendas en los lugares aún disponibles es una auténtica locura y la causa de que estos puntos se conviertan en auténticos vertederos, como ha quedado demostrado por la situación de la Calle Valvanera.

Echen un vistazo los lectores al aspecto de las hileras de los contenedores de la Calle Bretón de los Herreros frente al Palacio de Justicia y los del Aparcamiento del Revellín un viernes o un sábado. Al turista seguro que le encanta.

Intuyo cierto clasismo en la corporación municipal, pero claro, solo somos vecinos y trabajadores. Le comento, señor alcalde, que cada noche, cuando tiro la basura, me acuerdo de usted, y tenga por seguro que también lo haré en mayo de 2023.
Sin otro particular y sin que usted merezca saludo alguno, se despide este vecino y camarero.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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