CARTA AL DIRECTOR

‘El transporte por carretera clama humanidad’

Habrá paro. Al menos, de momento. Las pretensiones esgrimidas por el departamento de Mercancías del Comité Nacional del Transporte por Carretera no han sido lo suficientemente atendidas como para desconvocar el cese de los servicios de transporte previsto para los próximos 20, 21 y 22 de diciembre. Ahora bien, ¿qué exige el sector del transporte de mercancías por carretera?

En muy pocas palabras, podríamos decir que tratamos de que se dote de humanidad el trato que reciben nuestros transportistas y conductores. De humanidad, sí, han leído bien, porque en muchas ocasiones a quienes se encargan de transportar el 85 % de las mercancías que se mueven en España y, por ende, mantienen el pulso económico y social del país, se les denigra y se les minusvalora hasta límites increíbles.

Agradecimientos al margen, pues ya sabemos que en este país casi nunca se da las gracias por mucho o por nada, el sentido de la responsabilidad asumido y alcanzado por nuestros transportistas y conductores durante la pasada pandemia sirvió para paliar consecuencias fatales durante los peores meses de la historia reciente de nuestro país. Hicimos nuestro trabajo con eficacia y diligencia mientras se nos negaba el acceso a un aseo, a una ducha, a un plato de comida o, simplemente, a un café medio caliente. Fuimos esenciales a la par que se nos trataba de manera denigrante. Da igual, aquello ya pasó y nadie nos podrá quitar esa satisfacción que nace en quien se sabe con el deber cumplido.

Hemos aprendido a convivir con ese sambenito que nos coloca como los causantes de los atascos, la contaminación y los accidentes en carretera, pese a que la realidad viene a demostrar que nuestras sofisticadas y renovadas flotas y la constante formación que reciben nuestros conductores nos convierten en un colectivo seguro y enormemente concienciado en materia de seguridad vial.

Quizá usted no sepa que todos aquellos que conducen un camión para que no falte de nada en los súper de su barrio disponen de 13 horas diarias para realizar su trabajo, durante las cuales han de descansar 45 minutos cada vez que acumulen 4,5 horas de conducción, sin poder superar las 9 horas diarias en total al volante. Es decir, que, si un conductor comienza su jornada a las 7 de la mañana, ha de disfrutar de un descanso reparador a partir, como muy tarde, de las 8 de la tarde. Si durante ese tiempo se le hace esperar 8 y 9 horas para cargar o descargar las mercancías de su camión, nuestras empresas de transporte dejan de ser eficientes, eficaces y rentables, a la vez que imposibilitan que nuestros trabajadores alcancen la conciliación personal, laboral y familiar. Esas esperas son habituales cada día y, por si fuera poco, estos conductores han de ver pasar el tiempo en desoladores descampados carentes de cualquier servicio básico…

A lo peor, también sucede que estos profesionales de la carretera se ven obligados a utilizar carretillas y toros con los que no están nada familiarizados para descargase a sí mismos las mercancías que acaban de transportar. Como si no fuera suficiente su trabajo de conducir, nuestros conductores se ven obligados a asumir riegos físicos y responsabilidades extras al manipular la mercancía, sin haber sido instruidos ni llamados para la realización de estos trabajos de carga y descarga. Esto sucede un día sí y otro también, para regocijo de unos cargadores que se aseguran el ahorro de 2.000 millones de euros gracias a estas prácticas abusivas. En Portugal, una ley ha prohibido este tipo de abusos.

Y ahora, el gasoil. ¡Ay el gasoil! Hasta un 30% ha incrementado el precio de los combustibles a lo largo del último año. La maldita coletilla ‘salvo pacto en contrario’ que recoge el contrato mercantil de transporte terrestre impide que nuestras empresas puedan repercutir estos sobrecostes a los cargadores. Y son estos mismos cargadores quienes llaman ‘ténder’ a lo que realmente son subastas a la baja, pues, es el peor postor, el que ofrece sus servicios al menor precio, quien ‘gana’ estos ‘contratos’ de transporte.

Tanta falta de humanidad, para colmo, se ve respaldada por una Administración despiadada que, carente de cualquier escrúpulo, anuncia cada semana la implantación de un nuevo peaje por circular por unas carreteras que hace mucho dejó de reparar.

Tanta sinrazón desemboca en una lógica y, cada vez más, acuciante falta de conductores; pues, ¿quién se puede sentir atraído por un sector tan maltratado?

Lo dicho, el sector del transporte de mercancías por carretera, vilipendiado y depreciado por costumbre, clama humanidad. HU-MA-NI-DAD. De ahí lo del paro. Justificado y sensato a partes iguales.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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