El Rioja

Primeros signos de botrytis: el enemigo que amenaza la vendimia en Rioja

Botrytis en viñedo de Rioja.

Un viticultor pisa tierra y se adentra entre renque y renque de cepas al tiempo que comienza a hacer gestos con la nariz. “Aquí tufa mucho a podrido, eh”. El enemigo más temido del viñedo en plenas vendimias ha llegado a Rioja. Estaba claro viendo el temporal que ha protagonizado el mes de septiembre, con abundantes lluvias caídas cuando ya no hacía falta y las suaves temperaturas que han acompañado durante el día. Las plegarias del campo alzando la vista al cielo de poco han servido y los primeros focos de botrytis ya se han dejado ver, y oler, en algunas viñas.

“Pasas la mano por debajo de algún racimo y está humedo. Eso es porque por dentro de los bolones del racimo se han roto los granos y gotea. Los tempranillo, sobre todo, son muy sensibles a la humedad y al engordar el grano acaba rompiéndose porque el hollejo venía muy seco del verano. Esto es un foco de entrada de botrytis”, explica el enólogo David Bastida desde Tudelilla. Y eso es justo lo que ha pasado en las últimas semanas.

Dejamos atrás “un septiembre tropical” que ha perjudicado notablemente a la maduración de la uva. “Si a eso le sumamos que en La Rioja Media y Baja no faltan kilos de uva y los racimos vienen más compactos, es el caldo perfecto para la proliferación del hongo. Afortunadamente, la tendencia ha mejorado en los últimos días con viento del norte soplando en nuestra zona para evitar que la vendimia se complique, aunque todavía no se puede cantar victoria”, señala David.

En Ortega Ezquerro ya han terminado con los blancos y esta semana han cortado los primeros tempranillos tintos. Desde una viña con signos de botrytis, el enólogo de esta bodega apunta que la selección en campo va a ser clave para esta campaña: “Nosotros ya hemos tirado racimos al suelo. No podemos meter remolques con granos podridos porque luego en los vinos la botrytis sabe, aportando unos aromas a champiñón y humedad y eso es un problema, además de que los vinos se clarifican peor”.

Botrytis en viñedo de Rioja.

Una campaña que se está adelantando porque la expansión del hongo va más rápida que la maduración. “Y, al menos yo como enólogo, prefiero elaborar uvas verdes que no han llegado al punto de maduración fenólica y aromática que quiero para realizar determinados vinos que trabajar con uvas podridas”. Esas lluvias de septiembre, además han ralentizado las salidas a campo: “En Aldeanueva de Ebro, por ejemplo, deberían estar ya a pleno rendimiento pero a principios de esta semana todavía avanzaban a ralentí porque no han alcanzado el grado esperado, con tempranillos que están en 13,5 o 13,8 y deberían alcanzar los 14. Eso es porque no faltan kilos y aquí la uva ha pasado mucha sed”.

En este sentido, David considera que “el error del agricultor” ha sido no hacer un aclareo previo para reducir carga: “Existe ese temor en el campo riojano a tirar uva porque le va la rentabilidad en ello y es comprensible, pero habría que intentar ajustar más los kilos de uva con respecto al año teniendo en cuenta que caminamos hacia veranos cada vez más extremos”.

Además, incide, “está el factor psicológico a la hora de ahorrar en costes de producción con los tratamientos fitosanitarios ante la previsión de los bajos precios a los que se va a pagar la uva. Sobre todo en el tratamientos de la última generación de polilla, que además luego da muchos problemas de entrada de botrytis. Pero controlar los kilos de uva no siempre es fácil, nosotros también hemos tenido focos en alguna parcela que incluso gestionamos nosotros”.

Pero contra la meteorología no se puede luchar y los cerca de 40 litros (registrados en la estación de Agoncillo) que han caído sobre los viñedos riojanos durante septiembre han dejado huella en las uvas. Desde la Agencia Estatal de Meteorología hablan de “un mes más húmedo de lo habitual”, mientras que las previsiones para la primera quincena de octubre es que se mantenga la inestabilidad en cuando a las precipitaciones, indica José Antonio Pellitero, delegado de la Aemet en La Rioja.

Una vaguada de aire frío se asoma por la península para tener su mayor incidencia sobre La Rioja este domingo, con previsiones de precipitaciones elevadas, sobre todo en la mitad más occidental. El martes, asimismo, se esperan lluvias en la región, aunque de menor intensidad, tal como señala el delegado de la Aemet. Pellitero indica que las temperaturas mínimas y máximas tanto de octubre como de noviembre también transcurrirán algo más elevadas de lo normal, entre uno y dos grados por encima.

Viñedo en Rioja Oriental tras el paso de la DANA a principios de septiembre.

A pesar de estas lluvias, en La Rioja Alta no ha habido tanta presión como en La Rioja Baja, reflejando unos racimos más sueltos y ligeros. Pero también atisban que será una vendimia “complicada”. La cosecha ya se ha generalizado y las bodegas a su vez hacen un trabajo de gran precisión durante estos días. En Cenicero, Natalia Olarte habla de una vendimia “en la que se ha evidenciado la importante labor que se ha hecho en campo en la selección de parcelas tanto por la calidad como por los diferentes suelos”.

“Aquí las lluvias no han sido muy copiosas pero las temperaturas sí están siendo cálidas, desafortunadamente. Al menos parece que los parámentros de calidad se van sujetando y la uva viene en condiciones. Si hay que hablar de cantidad, aquí la cosa varía más porque hay parcelas que van para vinos más seleccionados de larga guarda que no están llegando a los límites de producción establecidos y otras que han dado mayor producción por las zonas en las que se encuentran y que tras las últimas lluvias han doblado el peso de sus bayas”, señala la responsable de Innovación de Bodegas Riojanas.

Natalia considera que será una vendimia difícil por las previsiones de más lluvia: “La uva ya está blanda y si sigue lloviendo con unas temperaturas más altas de lo normal se van a dar más focos de botrytis. Por ello ya hemos asesorado a los viticultores para que aquellos que presenten problemas tiren uva con la idea de evitar la incidencia del podrido y para que la maduración fenólica y la fisiológica se solapen para así robarles algunos días a octubre, que no sabemos cómo vendrá”.

Y a quienes les ha pillado el hongo, “solo queda vendimiar por sanidad porque ya estamos fuera de los plazos de muchísimos productos sanitarios y ahora toca esperar a que corra viento del norte y bajen las temperaturas, seleccionando mucho en campo”. En Cenicero, sin embargo, Natalia remarca que en su zona de influencia (Cenicero, el Najerilla, Manjarrés, Aleson, Huércanos, Elciego, Leza, Uruñuela, San Cicente de la Sonsierra y Peciña) la incidencia es mínima.

Así que la sensación más extendida es que la buena calidad se siga manteniendo y que estos focos no influyan en la determinación de la calidad de la añada. “La guerra está ahora en que cada enólogo conozca lo que tiene fuera y sepa meter el mejor producto en bodega. Aquí por ejemplo, vemos mucha carga frutal, muchos aromas, buena acidez, buena producción y maduración, así que no nos podemos quejar”.

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