El Rioja

Entre maduraciones desiguales y temor a la lluvia: la vendimia llega a su ecuador

Entre maduraciones desiguales y temor a la lluvia: la vendimia llega a su ecuador

Ni a los foráneos se les escapa que caminan por un territorio en pleno apogeo. Un recorrido de escasos kilómetros por cualquier carretera comarcal de la DOCa Rioja incluye habituales retenciones a la cola de tractores y remolques cargados que no superan los 20 kilómetros por hora. La hilera de mosto, y el olor a este que inunda ya los municipios, que dejan a su paso sobre la calzada también da demasiadas pistas. La vendimia 2021 ya ha superado su ecuador temporal, que no cuantitativo.

Y a derecha e izquierda, viñas en las que sobresalen cabezas y cestos al hombro, pero también vendimiadoras. Muchas. Porque la de este año es una campaña con una carencia notable de cuadrillas de temporeros. Buena cuenta dan de ello los exteriores de las estaciones de autobuses riojanas, que durante estos días lucen sin maletas, bolsas o mantas en el suelo. Tal vez muchos hayan buscado el pan en otras zonas vitícolas.

Mientras tanto, Rioja Oriental ya afronta la segunda mitad de la cosecha (el parte de arrastre de este viernes cifra en 65,2 millones de kilos la producción recogida en esta zona). En Rioja Alta los corquetes y máquinas pisan el acelerador (con 48,6 millones de kilos) y en Rioja Alavesa ya se ha cruzado la línea de los tintos (acumulan 26,5 millones). Pero la evolución es dispar, como ya señalaba el Consejo Regulador, entre las diferentes zonas de la denominación, que ya guarda un tercio de la producción de 2021 esperada en sus depósitos (unos 140 millones de kilos).

En Villaseca, municipio perteneciente a Fonzaleche, Berta Valgañón está cortando este viernes los primeros racimos de blanco de una viña vieja. Allí ni se ha oído hablar de la botrytis. Una zona demasiado fresca que hasta después del Pilar no arrancará con los tintos. Pero esta parcela corre peligro ante el aviso de lluvias de este domingo: “Tiene poquita producción, así que no me quiero arriesgar porque la uva está saliendo sanísima, todavía durita, pero muy buena y con pocos kilos”.

En Cuzcurrita de Río Tirón, donde elabora sus vinos Pretium, avanzan todavía en marchas cortas, mientras que en la Cooperativa de Tirgo han empezado esta semana con el tempranillo blanco y alguna que otra parcela de tinto que corría más prisa.

Sin salir de Rioja Alta, pero al otro lado del Ebro, Roberto Salinas ya tiene el blanco en bodega, “con muy buenas uvas y cubriendo el papel”. Este agricultor mira también con temor a las lluvias que se acercan para cerrar la semana y que pueden poner en peligro las uvas. “Dan unos 12 litros y eso puede hacer que los granos empiecen a tocarse. He estado haciendo algún muestreo ya en aquellas parcelas con mayor riesgo de contaminación por estar en zonas de ribera y creo que adelantaré un poco la vendimia ahí”, indica.

Aunque en Rioja Oriental, Faustino Rivero inauguró este jueves la vendimia con unas dos semanas de retraso respecto a la campaña anterior. “Aquí en la bodega de Arnedo todavía nos quedarán dos o tres semanas por delante de cosecha, pero ya se atisba muy buena calidad de la uva y sin apenas incidencia de botrytis a pesar de las lluvias”, incide Jorge Rivero, quinta generación de la firma familiar. En Marqués del Atrio, sin embargo, avanzan en marchas largas con una vendimia ya “muy avanzada”, pero en este caso las jornadas se prolongan durante más tiempo ya que la bodega asentada en Mendavia recoge uva de diversas zonas de Rioja con maduraciones muy desiguales.

Cada uno a su ritmo y metiendo en bodega blancos a la vez que tintos en una campaña que no se está desarrollando de forma escalonada, donde lo mismo se está recogiendo la uva próxima al Ebro que la que está en altura. En Lapuebla de Labarca, Bodegas Covila introdujo los primeros blancos el 13 de septiembre pero hasta después de San Mateo no se generalizó. Con las variedades tintas han empezado en serio este viernes, pero ya han tenido que hacer alguna vendimia específica durante estos días en las viñas más próximas al río. Pablo Sampedro asegura que “la situación está controlada”.

“El grado con el que estamos vendimiando es ya elevado, próximo al que buscábamos, pero el temporal que se aproxima preocupa proque las lluvias pueden incrementar el peso de la uva y eso ya sería un problema. Además, la recogida se puede complicar”, añade el bodeguero. Así que todo el sector avanza sin despegar los ojos del móvil, pendientes de las informaciones meteorológicas y sus efectos, haciendo encajes de bolillos para meter en la bodega cuantos más kilos mejor antes de que el cielo descargue. Una vez más.

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