La Rioja

Dos meses sin Javier Ovejas: investigación y búsqueda avanzan en paralelo

Dos meses sin Javier Ovejas

Foto: Raquel Manzanares (EFE)

El 29 de julio estaba llamado a ser otro día más de serenidad en el tranquilo verano en La Rioja. En cambio, aquel jueves fue el punto de partida de una angustia y un misterio en torno a Javier Ovejas que se prolonga ya durante dos largos meses. El joven de 31 años, natural de Cornago y residente en Entrena, desapareció sin dejar más rastro que un vehículo estacionado con su mascota en el interior.

Lo que en un primer momento se rigió bajo los protocolos habituales en casos de desapariciones no tardó en ampliarse a una investigación que se ha cobrado -por ahora- las detenciones de dos personas presuntamente relacionadas con una causa que se encuentra bajo secreto de sumario desde el momento en que la Guardia Civil tuvo indicios de que la pérdida del rastro de Javier puede responder a un violento ajuste de cuentas.

La investigación de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil avanza bajo un velo de discrección absoluta. El Instituto Armado y el Juzgado analizan de forma conjunta la información recabada mediante los testimonios del círculo próximo al desaparecido, las declaraciones de los dos detenidos y los minuciosos registros en sus domicilios. De forma paralela, las batidas de búsqueda avanzan sin tregua, con la esperanza de dar con el paradero del joven.

¿Asesinato por unas monedas?

La unidad al frente de la investigación trabaja con la principal hipótesis del asesinato de Javier a manos de la única persona que permanece en prisión desde el 12 de agosto: un hombre de mediana edad, vecino de Entrena, con numerosos antecedentes penales por delitos violentos y de maltrato animal.

Fachada de la casa donde varias dotaciones de diferentes unidades de la Guardia Civil desarrollaron un operativo | Foto: EFE/Raquel Manzanares

Precisamente, fue junto a su vivienda de la calle Santa Ana donde localizaron el coche del desaparecido. Tras tomar testimonio a la pareja sentimental de Javier Ovejas, que denunció su misteriosa desaparición, los investigadores llegaron a la conclusión de que el joven acudió de noche al domicilio del presunto homicida para recuperar una colección de monedas a la que el desaparecido tenía gran aprecio y que este le habría quitado como fianza para cobrarse una deuda de drogas.

Algunas fuentes aseguran que varios vecinos de la zona escucharon una fuerte discusión y gritos de auxilio a la Guardia Civil, que cesaron de forma repentina tras el estruendo de varias detonaciones. Antes de detener al principal sospechoso, el grupo de Criminalística del Instituto Armado peinó durante varias horas el domicilio donde Javier Ovejas podría haber sido asesinado. Aun así, la investigación sigue contando con una laguna que impide cerrar el caso: el cuerpo del desaparecido.

¿Dónde está Javier?

Tanto la Guardia Civil como los vecinos de Entrena se han volcado en la búsqueda de Javier Ovejas desde el mismo momento en que se le perdió la pista. Varias batidas ciudadanas peinaron, primero, la zona de Moncalvillo, sin ningún indicio que condujera a su paradero. Poco después se extendió la búsqueda -ya a cargo exclusivamente de los investigadores- a los canales y balsas de riego soterrados entre Entrena y Navarrete. En este caso sí hubo suerte: los agentes localizaron el teléfono móvil de Javier, clave para el avance de la instrucción.

A los pocos días de este hallazgo llegó la segunda y (hasta la fecha) última detención relacionada con la causa. El pasado día cinco las pesquisas de los agentes les llevaron a desplegar un amplio operativo en Ribafrecha, que se saldó con el registro domiciliario y la detención de un joven de la localidad, si bien el juez que instruye la causa decretó su libertad tres días después. Al encontrarse la instrucción bajo secreto de sumario, no es posible conocer si sobre este joven pesan cargos, así como su posible grado de implicación en la desaparición de Javier Ovejas.

Otros precedentes similares

Los precedentes más inmediatos en la crónica negra de la comunidad permiten corroborar que los investigadores acaban obteniendo resultados por mucho que se prolongue la obtención de pesquisas. Sin ir más lejos, el pasado 31 de marzo, tras más de un año de incógnitas, se resolvió uno de los sucesos que más han conmocionado a la sociedad riojana en los últimos años: el asesinato de Pedro José Sáez Alfaro, poeta y profesor jubilado de Logroño.

La Policía encontró el 18 de febrero de 2020 en su domicilio el cadáver del docente, con signos evidentes de haber sufrido una violencia desmedida pero sin pistas sobre el autor o los autores de la brutal agresión mortal. Tras trece meses de arduo trabajo, los agentes detuvieron a una de las dos personas implicadas en el crimen: una mujer que le había estafado en torno a 60.000 euros y que urdió el asesinato para evitar que declarase en la vista del juicio, señalado para los días siguientes a la aparición del cadáver.

Según sospecha la Policía, la detenida no fue la autora material del homicidio, sino que convenció a su pareja sentimental para que perpetrara el crimen en el domicilio del profesor. A día de hoy, los agentes tratan de localizar al presunto asesino, que abandonó España pocos días después de cometer el macabro homicidio.

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