Desde que el virus se instaló entre nosotros y nos llevó a la renuncia de nuestra vida social todo está sometido a prueba en el camino hacia la ‘nueva normalidad’. Y la Plaza del Ayuntamiento se ha topado de bruces con el difícil maridaje entre el deseo de fiesta y la imposibilidad de bailar en una sesión de DJ.
Vaya por delante que Alexander Som ha hecho lo que buenamente estaba en su mano, confesando en varias ocasiones que “se me hace muy raro veros a todos sentados” y celebrando que “este es el último año que esto nos va a pasar en San Mateo”. Pero la hora del concierto (las 17 horas) y las circunstancias obligadas por la pandemia han disuadido a los cientos de personas que en otras circunstancias habrían abarrotado el recinto, que apenas ha concentrado a más de un centenar de espectadores.
Por lo demás, es digna de mención la organización del evento, con varios puntos de entrada y salida -equipados todos con gel hidroalcohólico- y con presencia de servicios de seguridad para evitar incumplimientos de la normativa. Llegarán tiempos mejores, de eso no hay duda. Y entonces los logroñeses se desquitarán gozando los conciertos de sanmateo, como siempre, sin escatimar energías.
