No tienen autobús escolar pero es que el autobús de línea tampoco les da el servicio adecuado. Es la paradoja a la que se enfrentan más de medio centenar de chavales de Rincón de Soto que estudian en los institutos de Calahorra y que cada mañana a la ocho esperan en la parada de autobuses de su municipio para ir a clase.
Como cada curso, los estudiantes de la localidad se enfrentan al problema del transporte escolar. El municipio pertenece educativamente a Alfaro, por lo que el autobús escolar solo parte hacia allí, aunque son muchos (este año en torno a 60 chicos) los que estudian por uno u otro motivo en Calahorra.
«Sabemos que no tenemos derecho al transporte escolar, pero es que el autobús de línea tampoco da un servicio adecuado por diferentes motivos», cuenta una de las madres, que espera con su hijo en la estación por si finalmente no tiene plaza llevarlo de manera rápida a Calahorra, tal y como ocurrió el día anterior.
«Hay que tener en cuenta que son chicos que usan el autobús a diario y que es un número lo suficientemente grande como para que se dé un servicio correcto», comenta otra de ellas. El principal problema es que no siempre hay plaza para todos (a excepción de este martes, que la empresa ha enviado un autobús de 62 plazas en el que cabían todos).
Lo habitual en la parada es que las personas que quieren utilizar el servicio entiendan la situación de los chavales y les dejen montarse primero. «Si se queda alguien en la parada hacen venir al autobús de Aldeanueva de Ebro, pero esa solución no vale para los chavales porque entonces llegan tarde a clase», comenta otra de las madres mientras esperan la llegada del transporte que lleva a sus hijos a Calahorra.
Además, aunque la empresa Jiménez, encargada del transporte, hace una parada de cortesía en la zona de los institutos, lo normal sería que parase en la estación, algo que hace que los chavales tengan que recorrer Calahorra a toda prisa para llegar a determinados centros educativos. «A la vuelta no pasa lo mismo y si quieren llegar a coger el autobús de vuelta tienen que salir como diez minutos antes de su clase; así todos los días», comentan entre ellas.
Los padres de los alumnos ya se han puesto en contacto con la empresa de transportes, que les ha dicho que la única forma de asegurarse la plaza es coger el billete a través de internet. «Ese servicio tiene un recargo, pero es que además si todos pedimos el billete por internet estamos en las mismas; esto no puede ser un sálvese quien pueda», aseguran. Y es que el tema de los billetes es otro problema con el que se encuentran.
Cada día hay que tener el dinero en metálico para poder comprar el billete de ida y después el de vuelta. «No hay ningún tipo de abono que nos facilite un poco las cosas; es tan sencillo como una tarjeta que podamos ir recargando o bonos mensuales (incluso para todo el curso); así además la empresa tendría constancia de los chavales que van a utilizar el servicio a lo largo del año», comentan.
Este martes, a las 8:06 horas (casi 15 minutos más tarde de lo habitual) llegaba un autobús más grande de lo normal. Para esa hora ya se habían ido algunos padres con sus hijos ante la posibilidad de no llegar a tiempo a sus clases, que comienzan entre las 8:20 y las 8:30 horas. Diez minutos más tarde (después de cobrar uno a uno todos los billetes) partía el vehículo hacia Calahorra. Casi imposible que llegase a tiempo.
«Lo ideal es que nos pusiesen un transporte escolar, teniendo en cuenta la demanda existente y el hecho de que, por ejemplo, en Alfaro no puede cursarse un bachillerato bilingüe, por ejemplo. Pero entendemos que esto es así y que tenemos que pagarnos el servicio, aunque queremos que sea un servicio fiable y no tener que estar pendientes cada mañana de que si no caben los chavales en el autobús haya que acercarlos con coches particulares», resume un grupo de padres, cansados ya del mismo problema mañana tras mañana.
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