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El hotel de Correos tendrá 5 estrellas, un restaurante y una terraza privilegiada sobre Logroño

La compañía hotelera Eurostars abrirá el único hotel de cinco estrellas de Logroño entre finales del próximo octubre y principios de noviembre de este año, tras una inversión de unos 12 millones de euros para transformar el antiguo edificio de Correos ubicado en la Plaza San Agustín.

Así lo ha afirmado este jueves el director de área de Eurostars, Borja Cermeño, durante una visita guiada a las obras de este hotel en la que también ha participado el arquitecto Daniel Isern.

Cermeño ha explicado que este hotel de cinco plantas, dos de ellas sótanos, ha retrasado su apertura, prevista para el primer semestre de 2021, como consecuencia de la pandemia del COVID-19, pero confía en que las 41 habitaciones que lo configuran puedan empezar a recibir clientes a partir de este otoño.

Ha señalado, entre los servicios que se ofrecerán en este edificio “con un componente histórico y cultural importante”, el de una cafetería en la recepción; un restaurante, llamado ‘El Matasellos’, que incluirá “gastronomía de la zona”; una zona de spa con cabinas y baños; y un aparcamiento en la planta -2, con 13 plazas y tomas para cargar vehículos electrónicos.

“Estamos en proceso de selección de la plantilla”, ha indicado Cermeño, quien ha apuntado que esta iniciativa generará entre veinte y veinticinco empleos directos en la capital riojana.

Además, el hotel tendrá unas vistas privilegiadas del Casco Antiguo de Logroño desde la terraza de su azotea, cuyo uso se verá “de cara a la próxima primavera”, pero se baraja que pueda utilizarse como un bar de cócteles.

La fachada exterior del edificio previo, que conserva su forma y volumen, se ha mantenido con una mano de pintura; mientras que, por dentro, se ha remodelado en tonos de madera marrones oscuros, algún detalle dorado y pequeños murales realizados con sellos, como guiño a la función que albergó en su momento.

Durante la visita, se han podido ver dos habitaciones ya acabadas, una estándar en la primera planta y una de las situadas en la última planta, más amplia y lujosa, en un recorrido en el que el arquitecto responsable del hotel ha afirmado que, al trabajar con “un edificio de época, la elegancia pasa por no contrastar mucho y por el respeto”.

Isern ha apuntado que se encontraron este edificio en un estado “paupérrimo y no se podía usar”, por lo que lo primero que se hizo fue “llevarlo al punto cero” con el objetivo de establecer “un diálogo entre principios del siglo pasado y este” y hacer “un reconocimiento a algo que ya estaba ahí”, con “reminiscencias del edificio de la época”.

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