El Rioja

La sequía de 2021, “propicia para lograr una uva de gran calidad en Rioja”

José Luis Fernández, veedor del Consejo Regulador | Foto: Raquel Manzanares (EFE)

Azota fuerte el viento en lo más alto del Monte Cantabria. Ahí reposa vigoroso uno de los Viñedos Singulares de Rioja con racimos de viura que, desde 1975, contemplan las privilegiadas vistas de la capital.

Entre las cepas camina José Luis Martínez, uno de los ocho veedores del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja, recogiendo grano a grano las muestras de una serie de plantas aleatorias para analizar la maduración de las bayas y su estado. Es el tercer muestreo semanal de la campaña que se realiza para conocer la fecha óptima de comienzo de vendimias.

“Después de un ciclo bastante propicio para la uva de calidad, ya que veníamos de un invierno con cierta escasez de precipitaciones, la primavera y el verano también han acompañado siendo más secos de lo normal”, apunta el veedor. Mientras, extrae granos de las diferentes partes del racimo, ya que los hombros o la parte interna no tienen el mismo grado de maduración por la radiación solar, y así se coge una muestra más representativa. En concreto se recaba un centenar de granos de 33 plantas, tres en cada vid.

Esto ha derivado por tanto en una situación de vigor contenido, racimos poco compactos y unas bayas de tamaño reducido, “factores que indican que la uva puede ser de gran calidad si las condiciones meteorológicas hasta el final del ciclo son las adecuadas, es decir, que no vengan temporales de lluvias”. Será este miércoles cuando se presente el tercer boletín de maduración, que recogerá por primera vez este año los datos de las 57 parcelas de las que se cogen muestras, ya que “hasta el momento solo se habían recogido las zonas más precoces”.

Además, esa sequía también ha propiciado un “excelente” estado sanitario del viñedo, que ha evitado focos agresivos de enfermedades fúngicas como los que caracterizaron la campaña de 2020. “Estas características del viñedo son generalizadas en prácticamente toda la denominación, a pesar de las lluvias que protagonizaron varias zonas la semana pesada”.

En cuanto a las previsiones de producción para esta campaña, en la que se han fijado unos rendimientos del 95 por ciento tanto para uvas tintas como blancas, Fernández asegura que “se van a cumplir los requerimientos establecidos”, teniendo en cuenta que todavía faltan casi dos meses para concluir la vendimia y la situación está condicionada por la meteorología, “por lo que hacer previsiones a largo plazo es complicado”.

“Se analizan datos como el peso, potasio, color, acidez y ph, lo que nos permite hacernos a la idea de cómo evoluciona la maduración y saber si los valores están equilibrados o tenemos algún problema en alguna zona”, explica el técnico. Todo ello en los laboratorios de referencia, es decir, la Estación Enológica de Haro para las zonas de La Rioja, la Casa del Vino de Laguardia para las regiones alavesas y los Laboratorios de Olite para los viñedos de Navarra.

“Ahora lo ideal en cuanto al tiempo sería que transcurriera como ha transcurrido hasta hoy. No nos hace falta nada de agua y el tiempo debe ser seco para que el peso de la baya se quede contenido y así la baya no sea muy grande. Así la relación de superficie de piel y pulpa será pequeña para que tenga mayor concentración de los parámetros que fijan la calidad del vino, como son el color y la carga aromática. Necesitamos también que haya una diferencia térmica entre el día y la noche lo más alta posible, así como que sople el cierzo para que se aireen los racimos y la vegetación y no haya riesgo de botrytis”, incide Fernández desde el Monte Cantabria.

Hasta el momento, el último parte del Arrastre diario y recepción de uva del Consejo Regulador evidencia el retraso en el inicio de la cosecha respecto al año anterior, ya que solo se han recogido los dos primeros millones de kilos (no llega al uno por ciento de lo que se espera recoger) y todos de uva blanca, un 40 por ciento menos que en 2020, cuando el 4 de septiembre se habían metido en bodega 5,13 millones.

Esta parcela en el término de Logroño, una de las cerca de 200 que poseen la categorización de ‘Viñedo Singular’ en la denominación, no tardará en vendimiarse. “Para portar este reconocimiento reúne una serie de condicionantes como la edad del viñedo, con más de 35 años, la uniformidad y cierta diferenciación con los viñedos del entorno. Además, los rendimientos deben ser menores, con 5.000 kilos por hectárea para las variedades tintas y de 6.922 para las blancas, con unos racimos de vigor contenido para alcanzar la máxima calidad”, recuerda Fernández.

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