Sergio Jiménez Foronda (Baños de Río Tobía). Los restos mortales del cardenal Eduardo Martínez Somalo han realizado este viernes su último recorrido por las calles del pueblo que le vio nacer, Baños de Río Tobía, en La Rioja, de forma previa a la celebración de su funeral, que marca “un día histórico para el municipio y para la Iglesia universal”.
Con estas palabras ha definido esta jornada a Efe alguien que la ha vivido muy de cerca, el párroco de la parroquia de San Pelayo Mártir, del municipio, Luis Antonio Foncea, durante la capilla ardiente abierta hasta pocos minutos antes de que se haya trasladado el féretro a la iglesia parroquial.
Después de que decenas de personas se hayan acercado este viernes a la ermita para decir su último adiós a este cardenal, quien ostentó el cargo de camarlengo de la Iglesia Católica entre 1993 y 2007, se ha procedido a iniciar la misa funeral, que irá seguida de su entierro en el panteón familiar.
Foncea, al igual que una parte de los vecinos de Baños de Río Tobía, conoció en persona a Somalo, quien fue asiduo a regresar a su pueblo natal desde el Vaticano en verano, hasta 2013, y coincidió con él cuando tuvo la oportunidad de saludar años antes a Juan Pablo II, de quien este cardenal era “su hombre de confianza”, ha precisado.
Al inicio de esta jornada, ha proseguido el párroco de Baños, cuando ha asistido a abrir la capilla ardiente, “ya había gente en la puerta de la ermita que ha querido pasar a despedirse de su amigo Eduardo” y el aforo de 188 personas de la iglesia se ha llenado.
Ha señalado que el cardenal fue “una persona que amó mucho a la Iglesia y que era muy ‘bañejo’, quería mucho a su pueblo y tenía tal memoria que, cuando venía, relacionaba las familias y preguntaba por todos a los que conocía”.
“Cuando él celebraba la misa en la capilla privada de su casa, tenía el cuadro de la Virgen de los Parrales, ya que, siempre que venía aquí, lo primero que hacía era ir a ver la ermita para saludar a la Virgen, y entonces empezaba su descanso en el pueblo”, ha detallado.
Tras la conducción del féretro se ha celebrado la misa funeral presidida por el arzobispo cardenal de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, en la iglesia de Baños, que tiene un aforo limitado de asistentes debido a la pandemia de la covid-19, por lo que se retransmite en directo en el exterior de la iglesia, donde se han congregado decenas de personas.
Omella ha oficiado la ceremonia junto a una decena de sacerdotes, entre ellos el cardenal Carlos Amigo, los arzobispos de Pamplona, Francisco Pérez; y Mérida, Celso Morga; y los obispos de Osma Soria, Abilio Martínez; Tarazona, Angel San Casimiro; y Alajuela, en Costa Rica, Ángel San Casimiro; junto al administrador de la diócesis riojana Vicente Robredo.
Entre quienes han accedido al tempo estaban la presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu; la portavoz del Ejecutivo riojano, Sara Alba; el concejal de Cultura y Educación, Pedro Uruñuela; el presidente del PP regional, José Ignacio Ceniceros; y los diputados del Parlamento riojano Santiago Urizarna, por el PSOE; y Alberto Reyes, por Ciudadanos (Cs).
Momentos antes del inicio de la ceremonia, en un encuentro informativo en la capilla ardiente, Alba ha indicado que “Somalo es un riojano ilustre”, por lo que su muerte “es una gran pérdida para todos y cada uno de los riojanos, pero también es importante recordar su figura, su legado y lo que ha enseñado desde su ejercicio”.
“Allí donde este cardenal ha estado, llevaba a La Rioja en el corazón, no había un riojano que se acercase al Vaticano al que él no atendiera como si fuera uno más, y eso, para nosotros, es de un valor incalculable”, ha subrayado.
Por su parte, Uruñuela ha apuntado que “este cardenal ha sido uno de los mejores embajadores que ha tenido esta región”, y ha recordado la vinculación personal que tenía con él al ser primo de una de las sobrinas del cardenal.
