CARTA AL DIRECTOR

El sueño olímpico del karate español

Foto: Comité Olímpico Español (COE)

Ha sido un largo camino el vivido desde que cientos de miles de karatekas españoles escuchamos por primera vez “el karate va a ser olímpico”, cuando muchos todavía éramos niños con cinturón blanco.

Han pasado décadas donde estábamos convencidos de que ese era nuestro lugar, que compartíamos los valores que promulgaba el olimpismo y que los Juegos Olímpicos serían el escaparate perfecto para nuestro deporte. Estuvimos cerca varias veces, incluso dentro por unos minutos, pero ese sueño se volvía a desvanecer una y otra vez.

En ese largo camino, el karate maduró, llegando a todos los rincones del planeta y siendo practicado por personas de cualquier condición, mejorando su reglamento, aumentando la profesionalización, el rendimiento y el espectáculo.

Cuando Tokio 2020 abrió sus puertas al karate, la maquinaria se puso en marcha con el principal objetivo de lograr allí las ansiadas medallas olímpicas. En medio de la olimpiada (periodo que separa dos Juegos Olímpicos), llegó la noticia de que no habría karate en París 2024, lo que fue sin duda un jarro de agua fría para el mundo del karate.

Eso convertía a Tokio 2020 en la única oportunidad de vivir unos Juegos Olímpicos para muchos deportistas, técnicos, árbitros, federativos y público en general. Eso añadía más emoción, pero también más tensión, lo que se traduce en nervios y ansiedad. Por si fuera poco, la pandemia del COVID-19 convertía ese sueño olímpico en una pesadilla llena de incertidumbre y miedo, tanto al virus como a la posible cancelación de los Juegos.

Llegó el momento

Pero llegó Tokio 2020, aunque ya era 2021, y llegó la culminación de ese sueño olímpico tras la olimpiada más larga (5 años en lugar de 4). Por primera vez había karatekas en un desfile inaugural y en una Villa Olímpica. Y allí estuvo España con su delegación y con dos deportistas, los dos números uno del ranking mundial en kata, pero echando de menos haber clasificado karatekas en la modalidad de kumite, donde nuestro país también es una potencia histórica.

Los tres días de karate en Tokio 2020 quedan para la historia. El espectáculo ha sido tremendo, mostrando los precisos movimientos marciales de cada kata o las espectaculares acciones de cada combate. Pero sobre todo ha sido un espectáculo de valores como la humildad, la deportividad, el esfuerzo y el respeto. Respeto hacia tu oponente, respeto hacia su entrenador, respeto hacia el panel arbitral, respeto demostrado con cada saludo antes y después, respeto en cada hecho y en cada gesto.

Foto: Comité Olímpico Español (COE)

 

El 5 de agosto de 2021, miles de karatekas en España nos levantamos a las tres de la mañana para ver disputarse la primera medalla del karate olímpico. Allí estaba nuestra Sandra Sánchez, la niña perseverante de Talavera de la Reina con una historia personal digna de un guion de Hollywood. A sus 39 años nos deleitó con su mejor versión, emocionándonos en cada kata. Ese día Sandra se convertía en la primera Campeona Olímpica de la historia del karate.

Al día siguiente, Damián Quintero, el ingeniero aeronáutico malagueño que apostó por dedicar su vida al karate para conseguir su sueño, nos volvía hacer vibrar con cada kata y se colgaba una plata con sabor a oro. A sus 37 años, nos enseñaba que pese a llevar toda la vida en la élite, había sido capaz de superarse a sí mismo.

 

 

Detrás de Sandra y de Damián, con una asombrosa calma y sencillez, estaba “el pulidor de diamantes”, Jesús del Moral, el entrenador que había confiado en la ciencia y la innovación, unidas a la experiencia y la tradición, como secreto del éxito en el karate. Había conseguido transformar los métodos de entrenamiento en un deporte tradicional en un país con una historia de éxito. Había logrado que dos deportistas veteranos no solo mantuvieran su rendimiento, sino que lo incrementaran. En resumen, había conseguido un oro y una plata en una modalidad con 2 posibles medallas olímpicas. Sandra, Damián y Jesús, impulsados por el resto del karate español, habían logrado que el gran público en España conociera, disfrutara y valorara el karate.

Foto: Comité Olímpico Español (COE)

 

Tras el oro y la plata (2 de las 17 medallas españolas), el Comité Olímpico Español eligió a dos karatekas (Sandra y Damián) para ser abanderados en la ceremonia de clausura, aunque finalmente solo Sandra pudo portar la bandera. Sin duda, un broche de oro para el debut olímpico del karate en Tokio 2020.

Ha sido un sueño del que no queremos despertar. Ojalá volvamos pronto al programa olímpico.

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