El auge de los contagios derivados de la quinta ola de la pandemia no ha mostrado aún su impacto en los hospitales riojanos, pero sí que se deja notar en el sistema de Atención Primaria. Así llevan semanas advirtiéndolo las autoridades sanitarias y así lo padecen los usuarios pendientes de comunicar o recibir comunicaciones relacionadas con posibles positivos o brotes.
Ese es el caso de Joaquín Fonseca, quien se muestra irritado ante la “pésima” atención que recibe su familia a través del teléfono de Salud Responde. Su mala experiencia comenzó el pasdao viernes, cuando a su mujer le realizaron una PCR tras presentar ciertos síntomas compatibles con COVID-19.
“Esa misma tarde tarde vimos que mi mujer tenía una llamada perdida y decidimos llamar nosotros para ver si eran los resultados. No exagero si digo que llamamos unas cien veces, pero el sistema está colapsado”, explica. En cambio, todos esos intentos fueron en vano: “Nos decían que los servidores estaban ocupados y que ya nos llamarían”.
El domingo llegó, al fin, la ansiada comunicación. Su esposa había dado positivo, pero la espera continúa al tratar de contactar con el equipo de rastreadores. “Hemos optado por decirle a nuestros contactos más estrechos, que son pocos, que se aíslen porque no sabemos cuándo recibirán noticias de los rastreadores”, relata. Cabe recordar que el Gobierno de La Rioja ha solicitado formalmente al Ejército que refuerce su dispositivo de rastreo con treinta nuevos efectivos.
Mientras el personal de refuerzo llega, Joaquín Fonseca apunta que “la responsabilidad del aumento de contagios no es solo de la gente, porque no facilitan unos medios efectivos y rápidos. Los rastreadores deberían localizar antes los posibles contagios”, asevera.
