El empeño y la voluntad de la Familia Luis Cañas por preservar la historia vitícola ha llegado a buen puerto. La pasada semana el Boletín Oficial del Estado daba a conocer en una disposición del Ministerio de Agricultura que la variedad de vid benedicto ya cuenta con un número de inscripción en el Registro de Variedades Comerciales al cumplir con todos los trámites establecidos en sus respectivos reglamentos generales, así como en los Reglamentos técnicos de inscripción de variedades de distintas especies.
Las cepas de la conocida como ‘madre’ del tempranillo lucen por diferentes parajes de la geografía española entre Madrid, Navarra y Aragón, y aquí, en Rioja, lo hacen en las viñas de Luis Cañas (Bodegas Luis Cañas y Bodegas Amaren), en la comarca de Rioja Alavesa. “Auténticos dinosaurios vitícolas”. Joyas de tiempos prefiloxéricos, o como consecuencia de la replantación posfiloxérica, a comienzos del siglo XX, donde la modernización del viñedo no ha irrumpido todavía.
Un logro promovido por la familia bodeguera que también recae sobre el equipo de Javier Ibáñez del Institutuo de las Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), gracias al cual se inició un proyecto de identificación y recuperación varietal que culminaría en 2021 con la plantación de un viñedo experimental de conservación de germoplasma.
Identificación de una cepa para su seguimiento en el proyecto.
Este descubrimiento de “gran importancia histórica con un potencial enológico y vitícola de gran interés” ha permitido sacar a la luz un total de 37 cepas de benedicto, “una variedad insignia de la comarca” hasta ahora distribuidas en una veintena de parcelas. Ya con la cosecha de 2019 se elaboraron las primeras 17 botellas de Benedicto, “quién sabe si las primeras de la historia”, en la Familia Luis Cañas.
No obstante, esta variedad no aparece amparada por la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, por lo que esta bodega no podrá comercializar sus botellas bajo este sello de calidad si incluyen uvas benedicto.
