Clara Espinosa, con solo 25 años, se ha convertido en la primera mujer en pilotar los mandos del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Aceite de La Rioja. Un cambio de imagen, votado por unanimidad, que rejuvenece sin lugar a dudas el órgano de control después de diez años con Miguel Martínez de Quel como presidente.
Esta nueva voz en el Consejo también releva a su progenitor en representación de Bodegas y Viñedos Señorío de Librares, la firma familiar desde 1878 asentada en El Villar de Arnedo. Ahora, su apuesta personal pasa por formarse en el sector de la gastronomía y el mundo del análisis sensorial para dar lo mejor de sí misma y afrontar nuevos retos, aunque su interés se remonta varios años atrás, con su inmersión en el Panel de Cata de aceite de oliva de La Grajera.
– ¿Qué pueden aportar estos cambios en un Consejo Regulador rejuvenecido?
– Es una nueva etapa que afrontamos con muchas ganas e ilusión, donde por supuesto destaca el relevo generacional de esta nueva legislatura, así como la presencia femenina. Tanto es así que la mitad de los vocales son mujeres y, por primera vez también, la vicepresidencia la ocupa otra mujer: María del Carmen Martínez Herreros. El trabajo que se va a desarrollar a partir de ahora, sin embargo, va a mantenr los pilares clave de la Denominación porque durante esta década Miguel ha hecho un grandísimo trabajo.
– ¿Cree que, ya no solo el órgano consultor, sino el sector oleico en general se está volviendo más femenino?
– Sí, creo que tanto en el sector productor como en el comercializador cada vez hay más presencia femenina. De hecho, esta tendencia también se nota en los cargos directivos. Así, al frente de muchas almazaras se encuentran mujeres, como ocurre en Valle del Iregua, el Trujal 5 Valles o en el Trujal de Galilea.
– ¿En qué consisten los fundamentos que conducen el Consejo Regulador de la DOP Aceite de La Rioja?
– La línea de actuación se basa en la formación, la investigación y la comunicación. Mediante las dos primeras se consolida la profesionalización del sector y se avanza en el conocimiento en busca de una mayor rentabilidad para los profesionales. En el caso de la comunicación, hemos realizado bastantes promociones y acciones divulgativas fuera de La Rioja y que tras el paso de la pandemia se retomarán, como en el caso del Plan de Promoción en el País Vasco.
– ¿Cómo valora la situación actual del sector oléico en La Rioja y su evolución en los ultimos años?
– Creo que sí ha habido una gran transformación del sector en los últimos 20 años y no deja de ser un producto tradicional en nuestros hogares, lo que hace que no podamos imaginar un estilo de vida sin el consumo de aceite de oliva. La clave está en seguir apostando por la diferenciación y la calidad porque, aunque en pequeñas dimensiones, hay gran potencial en La Rioja. Las acciones, por tanto, van más enfocadas a mercados específicos y, sobre todo, de proximidad.
– ¿Y qué lectura hace del papel del consumidor en este afán por divulgar el oro líquido riojano?
–Sí que es cierto que el público todavía no asocia este producto al sello de calidad europeo porque se desconoce el significado que hay detrás. Es en esta cuestión en la que nos estamos esforzando ahora porque se aprecia una falta de cultura hacia el aceite, algo que no pasa con el vino, por ejemplo. Pocas personas conocen la importancia de que el aceite que se produce en su tierra está acogido a una DOP.
– Más allá de su nuevo cargo, representa a la marca Señorío de Librares que trabaja tanto con aceite como con vino. ¿Se puede decir que el futuro del sector primario también pasa por esa diversificación?
– Estoy totalmente de acuerdo. Además, creo que somos varias las bodegas que hemos apostado por esta diversificación y, en nuestro caso, la producción de aceite de oliva ha sido una buena opción aunque en el mercado internacional no tenga tanto espacio y reconocimiento como nuestros vinos ya que la cultura de otros países influye.
– Tanto en el olivar como en el viñedo apostáis por una producción ecológica.
– Así es. Nuestra última creación vinícola es El Marujo, un tinto joven ecológico cien por cien temprnaillo y que ya se está comercializando. En el caso del aceite, ya tenemos nuevas plantaciones en ecológico, que hacen un total de diez hectáreas de olivar distribuidas en El Villar de Arnedo, pero hasta que produzcan se requieren al menos cuatro años.
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