La Rioja

La universidad duplicará sus estudiantes en dos décadas

De los 250 millones de estudiantes universitarios que hay actualmente, en el año 2040 las cifras de alumnos podría crecer hasta los 490. A nivel nacional, y según el informe ‘Una proyección de la demanda de enseñanza superior en España (2030-2035)’, el aumento en el número de estudiantes en instituciones de Educación Superior estará impulsado principalmente por los Postgrados. Dentro de 15 años, serán un 40 por ciento más que en la actualidad.

El informe establece que el ritmo de crecimiento será continuado en las universidades presenciales hasta aproximadamente 2030, con tendencia a una caída leve después. En concreto, el estudio prevé más de 1.900.000 matrículas en Educación Superior para los próximos quince años, entre Grados y Postgrados.

Pero, teniendo en cuenta que actualmente la tasa de fecundidad (número medio de hijos por mujer) en España está en el 1,23 por ciento cuando para renovar generaciones se necesitaría un 2,1 por ciento; que desde el año 2008 hasta hoy ha descendido en 100.000 el número de nacimientos; y sin olvidarnos de que estamos atravesando una crisis sanitaria y económica, ¿cómo es posible este aumento?

La respuesta es clara: “Porque los estudiantes que entren en la universidad entre el 2030 y 2035 son las generaciones nacidas entre 1998 y 2008, donde hubo una notable recuperación de la natalidad a la que contribuyeron las madres extranjeras, ya que fue una década donde la inmigración fue bastante fuerte”, señala Rafael Puyol, presidente de UNIR y editor del informe.

Según el informe, a partir del 2035 la propensión caerá levemente en los Grados (1.618.283 estudiantes) por la misma razón. “A partir de ese momento acudirán a la universidad los jóvenes que nacieron cuando empezó a caer la natalidad. El aumento en los másteres, sin embargo, mantendrá su incremento unos pocos años más pero luego tendrá la misma tendencia que los estudios precedentes”.

Además, Puyol recalca que el número de estudiantes en Máster todavía no es muy alto porque como modalidad educativa en España comenzaron en una etapa mucho más reciente, en 2007. “Tenemos una tasa de conversión de estudiantes de Grado en estudiantes de Máster baja. Solo un 22 por ciento de los que acaban una carrera hace un Postgrado, eso significa 1 de cada 5, una tasa muy pequeña”.

Rafael Puyol explica que para salir de una situación de crisis es necesario tener gente lo mejor preparada posible y, los propios estudiantes antes la falta de alternativas laborales tras la crisis de 2008 apostaron por mejorar su formación, “lo que puede pasar ahora también. Es más, contra todo pronóstico, “el número de estudiantes universitarios en el 2008 creció porque la gente consideró que no tenía acomodo en el mercado laboral y empleó su tiempo en mejorar su formación”.

La era digital

Además, lo que este informe pone de manifiesto es que la Educación Superior no solo seguirá siendo importante para las sociedades, sino que además elevará su demanda en todo el mundo, incluida en España “porque hemos entrado en un fuerte proceso de digitalización. De hecho, hay algunos expertos que dicen que ‘no estamos en una era de cambios sino en un cambio de era motivado por estos procesos digitales”. Y de ahí el aumento en las universidades no presenciales. “El fuerte crecimiento de la demanda que no podrán atender las universidades presenciales por sí mismas y sobre todo este proceso de digitalización que impregna a toda la vida económica y social son dos circunstancias que explican el crecimiento de esta modalidad educativa”.

Puyol resalta que las universidades que actualmente son cien por cien presenciales se han dado cuenta de que tienen que empezar a hacer formación digital porque “hoy ha sido la pandemia del coronavirus, pero mañana puede ser otra crisis. Y no con ello digo que este tipo de educación sea menos importante, porque para un joven de 18 años la relación y el contacto con los compañeros es fundamental, por eso pienso que van a crecer estas instituciones híbridas”.

Por otra parte, los alumnos que llegan ahora a las carreras son cien por cien nativos digitales y encuentran en esta formación online “una oferta educativa que entronca más con su preparación previa, sus intereses particulares y comprueban que dicha educación es un instrumento fundamental para adquirir mayores niveles de empleabilidad. Por todo esto están creciendo las universidades no presenciales y la oferta digital de las presenciales”.

Retos de la universidad del presente

La investigación y la transferencia de conocimientos forman parte del ADN universitario y “no podemos concebir una Escuela Superior que solo enseñe y no maneje los recursos humanos o no ayude al progreso social. Debemos ser un ascensor social para ayudar a los que más lo puedan necesitar. Hacer de la universidad un instrumento básico en la formación de profesionales y en el avance de conocimientos y, por supuesto, apostar por internacionalización. No podemos quedarnos en un nivel puramente local o nacional, sino trascender y tener una proyección social”.

Y para ello, estas instituciones tienen por delante un reto de calidad. “La universidad española afrontó el reto de la cantidad en la etapa de mayor crecimientos que fue en la década de los años 80 y 90. Ahí se produjo una auténtica revolución que permitió que la población graduada en estudios superiores creciera de una manera muy fuerte. Ahora, además, no solo hay que hacer frente a un claro crecimiento de la demanda, sino también ofrecer una formación con una calidad superior”.

Esto pasa, tal como indica Puyol, por una serie de transformaciones. Por ejemplo, revisar el mapa de títulos, porque no siempre ofrecemos los títulos que más demanda el mercado y, sobre todo, revisar lo que les enseñamos con una formación que insista menos en conocimientos y más en la práctica. Enseñar al estudiante a ser creativo, a tener habilidades comunicativas, a trabajar en equipo, a desarrollar el trabajo colaborativo, a saber gestionar un proyecto, a tener capacidad de análisis y pensamiento crítico y ayudarles a resolver problemas”.

Estas son las necesidades del futuro, sin olvidarnos de que la formación debe ser continua. “Hoy en día un título ya no te sirve para toda la vida. El estudio ya no es para toda la vida, sino durante toda la vida”. Y esto conlleva establecer acuerdos formativos con las empresas para que periódicamente los profesionales vuelvan a las aulas universitarias y se formen en lo que cada momento puedan necesitar”. Y es que, no hay edad para la universidad.

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