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El símbolo de la distinción y elegancia masculina en Logroño dice adiós: Don Claus

Núcleo de la ciudad y punto central del comercio, las finanzas, la política y la cultura, la calle Portales ha sido, es y será un referente en Logroño. Un enclave único para, hace 42 años, abrir un establecimiento de ropa de caballero que ha visto cómo se ha transformado la ciudad, sus vecinos y, cómo no, la moda.

“Todo empezó porque mi familia tenía otra tienda en la calle Sagasta, ‘Míchel’ se llamaba. Las cosas iban bien y decidieron ampliar el negocio, así que buscamos varios locales hasta que salió este. Cuando se tiró la casa que había y se hizo un nuevo bloque, compramos el local. Todo esto ocurrió entre el año 1975 y el 1979”, explica orgulloso Carlos Pascual, propietario de Don Claus.

Los comienzos fueron difíciles porque “para comprar el local, hacer la reforma y adquirir el género la inversión fue muy fuerte pero eran otros tiempos en cuanto a la venta se refiere y el nuevo comercio pudo salir adelante”. De hecho lo hizo hasta hoy que, tras toda una vida dedicada a “mi ilusión, y teniendo en cuenta la edad que voy teniendo y la pandemia”, Don Claus pone punto final a su aventura.

Actualmente, Carlos está jubilado en activo porque “tengo 71 años y cuando cumplí 65 pensé y sigo pensando que esto para mí no es un negocio, sino una ilusión y una forma de vida, así que me dije: y ahora, ¿qué vas a hacer? ¿aburrirte? Si tu vida es esto. Tantos años haciendo lo mismo, mi rutina… y continué”. Pero con la pandemia las ventas han caído en picado. Las restricciones han hecho mucho daño y las épocas claves se han perdido. “El año pasado, por ejemplo, sin bodas, comuniones u otras celebraciones, temporada perdida y este año, el cierre en plenas rebajas de enero colmó el vaso y tomé la determinación”.

Desde sus comienzos, Don Claus decidió darle dos enfoques al negocio: uno más sport “para ir desenfadado” y otro centrado en las ceremonias, “para ir más clásico, de traje y corbata, siempre apostando por la distinción y la elegancia”. En un principio estaba enfocado para todos los públicos pero “con la llegada de Zara y comercios semejantes me dediqué a los hombres de mediana edad para adelante”.

De hecho, los clientes habituales preguntan a Carlos preocupados dónde comprarán ahora su ropa, porque, “todo el que conozca la zona y tenga sus años sabrá que, hace tiempo, en Portales, había muchas opciones: Blanco, Vogue, Tebriz, El nuevo mundo, Rojas Asensio, Míchel…, pero ahora solo quedo yo” . Además, antes, las modas de caballero “duraban dos o tres años pero ahora, cada temporada hay cosas nuevas”. Y teniendo en cuenta estos vaivenes, Carlos confiesa que “hay que renovarse o morir”, aunque los más clásicos siguen teniendo en Don Claus su mejor aliado.

Y es que, este veterano de la moda reconoce que “Logroño y San Sebastián siempre se han caracterizado por ser de las ciudades donde mejor se vestía y, sin embargo ahora Logroño ha perdido mucho”. Carlos destaca que antiguamente, los fines de semana “te ponías de punta en blanco” y eso significaba corbata. Un complemento que utilizaban “todos los hombre que trabajaban en bancos, oficinas… Yo mismo he estado trabajando con traje hasta hace unos años, y si te quitabas la corbata te ponías una americana, sin embargo ahora pasan de la corbata a la camiseta”. El propietario de Don Claus admite que “aunque nos hemos adaptado, la línea clásica se mantiene en la tienda y los de toda la vida quieren continuar así, aunque ya se atreven con cosas más modernas”.

Hasta finales de año la tienda aguantará abierta, “o esa es la idea” y después… “tengo muchas ideas en la cabeza, como hacer cursos de informática, de idiomas, pero las cosas irán surgiendo sobre la marcha. Lo que tengo claro es que no me voy a quedar en casa viendo la tele”. Toda una vida dedicada a su pasión y a lo que aprendió desde pequeño. Logroño se despide así de un símbolo de la moda masculina.

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