Agricultura

Nunca llueve a gusto de todos; la cereza, esta vez, la más dañada

Los más de 30 litros que cayeron a última hora de este lunes en Alfaro y los diez que han caído durante esta jornada han repartido suerte y desgracia entre los agricultores de la zona. A pesar de que fue en la ciudad de las cigüeñas donde los pluviómetros se dispararon, otros municipios como Aldenuava de Ebro, Quel, Arnedo, Ocón o Calahorra también se vieron afectados por la manta de agua que se vino encima de ellos a partir de las 20:30 horas.

Aunque la tarde ha estado tranquila en lo que se refiere a aguas, los agricultores barruntan un temporal: «El problema no es lo que ha caído sino lo que dicen que va a caer», comenta José Luis Acereda, que teme que no deje de llover en toda la semana.

Es pronto para estimar daños, porque el agua, si algo tiene, es que el menoscabo lo va haciendo poco a poco. Aún así, desde Agroseguro ya tienen los primerísimos datos de afecciones: 50 hectáreas peritadas entre Alfaro, Arnedo y Ocón.

Son sobretodo de frutales, aunque también hay alguna viña que otra. Además, se esperan daños procedentes del cereal. La cosecha estaba demasiado avanzada para que este agua haya sido buena para todos. «Al que no hubiese dado la última mano de agua le va a saber a gloria, pero al que la haya dado ya, va a tener un problema», cuenta José Ignacio Bea, agricultor de Alfaro.

«El agua que cayó ha sido oro para muchos cultivos. Sí habrán tenido problema las cerezas que estuviesen recogiéndose ya, pero en esta zona son tardías. También lo tendrán mal donde haya pegado el granizo», comenta. «Alfaro es tan grande que es difícil saber a cuánto ha afectado el primer día. Son 26.000 hectáreas y el granizo es así, en una finca te pilla y en otra no, no como en las heladas que afectan a casi todo el mundo cuando hay».

Pedro y José Luis, el primero de Quel y el segundo de Calahorra, son algunos de los que lamentan esta lluvias para sus cerezos. Ambos van a tener complicado poder salvar alguna de las variedades que se estaban cogiendo en estos momentos. «El agua tiene que venir en abril, no ahora», dice Pedro, que lleva mirando con desazón todo el día sus cerezas. «El agua se queda entre la cereza y el rabo y se va abriendo la piel», explica. Eso a las que no le ha dado la piedra, que a algunas han recibido doble daño.

«Estas primeras cerezas, al ser más duras, se abren con más facilidad», explica José Luis. Esta mañana ha intentado sacar algo de producto de sus fincas cuando una segunda tromba de agua se les ha venido encima y les ha obligado a volver a casa. «No es en la única zona que está pasando; también ha habido tormentas en el Jerte y esto va a terminar paralizando la comercialización durante unos días no sólo por el daño, porque además con agua no podemos entrar a recoger la fruta», explica.

«Lo malo no es lo que ha caído, es que miras las previsiones del tiempo y dan toda la semana precipitaciones. La tromba de ayer puede ser buena para algunos productos, pero como siga lloviendo no va a ser bueno para nadie», dice Pedro. José Luis piensa lo mismo: «Con tanta humedad y con temperaturas tan altas, ojo que esto puede ser un desastre para todos».

Las lluvias que en abril hubiesen sido mano de santo ahora se ven con la desgracia del que ya ha perdido parte de su cosecha, como todos los que tenían cerezas en la zona, y con la incertidumbre de los que no saben que va a pasar a lo largo de esta semana. Lo único que les queda es seguir mirando al cielo pensando en que las previsiones no sean tan dramáticas para el campo como pronostican.

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