La Rioja

La noche más “animal” para la policía de Logroño: culebras, zorros y patos

“Hoy es el día de los animales”. Así bromea una pareja de agentes de la Policía Local de Logroño en su coche patrulla, tras avistar un pequeño zorro en una urbanización a las afueras de la capital riojana. El servicio había tenido como protagonistas a una serpiente, el mencionado zorro y todavía falta por aparecer un pato en escena, según cuenta Eduardo Justa (Policía social en la red). Este último, atropellado en la rotonda de la Ñ, “que si fuéramos más atentos y despacio no hubiera ocurrido”, del que se hizo cargo para su incineración el Centro de Acogida de Animales municipal.

El primer servicio ‘animal’ comenzó cuando una joven requirió la presencia policial porque una serpiente estaba junto a su portal (entre la calle La Vía y duques de Nájera). Ella y su pareja estaban dispuestos a recogerla y retornarla a su espacio natural sin saber de qué especie se trataba, aunque por el aspecto redondo del ojo descartaban que fuera una víbora (habían bajado unas cajas de un pueblo de la sierra y cabía la posibilidad de que hubiese venido de polizón, pero no).

“La chica la recogió hábilmente con un palo para introducirla en la bolsa y se fio de que la policía fuera a darle un buen destino a la culebrilla, algo que cuando se trata de animales se sabe cómo empieza, pero ellos no tienen voz para decirnos cómo acaban”, relata el agente logroñés.

Como sigue sin haber servicio 24 horas por parte del Gobierno de La Rioja para atender a animales silvestres (mucho menos exóticos), la patrulla se hizo cargo transportándola a un lugar por el campo del extrarradio. “No es nuestra obligación y habrá compañeros que, obviamente y en su derecho están, no quieran hacer este trabajo; pero cuando se dispone de tiempo, estas pequeñas anécdotas hacen más ameno el servicio. Si se trata de ayudar, qué más da cuál sea la especie”.

Sobre el zorrillo apenas saben qué andaba tramando con un trozo de cinta de baliza roja y blanca de replantación de césped que había roto en trozos y que volvió al lugar cuando se alejaron. También había un envoltorio tipo barrita energética. “Quizá las guarras y guarros que dejan tirado un volumen considerable de restos de envases de comida en la zona del Palacio de Deportes (lugar que la chavalería nostálgica de su niñez llama “circuito”), provocan que ratas o zorros se aproximen al lugar”, concluye.

Subir