Agricultura

San Isidro labrador honra a los guardianes de la tierra

Vista a tierra, vista al cielo. Y así avanzan los días para el sector que alimenta la mesa. Este sábado, sin embargo, toca hacer un parón. Es San Isidro, patrón de los agricultores, día de los guardianes de la tierra (en honor a Isidro, labrador mozárabe). Toca aparcar el buzo, al menos, por unas horas porque bien es sabido que el campo no entiende de festivos.

Aunque esta vez no se levante por lo alto al santo que porta las espigas, el sentimiento de celebración acompaña a una región agrícola por excelencia. Y a los santos, como es tradición, se les piden muchas cosas. “San Isidro labrador, quita el agua y pon el sol”, se escucha en algunos pueblos. Aunque “para coger grano, mayo pardo”, ya que si vienen días de un sol radiante se estropea el cereal.

En territorio agro, el astro siempre es motivo de choque de intereses. Las últimas lluvias han rociado las súplicas de los agricultores después de semanas de sequía y ahora la abundancia de lluvias tampoco es imprescindible, aunque algunos cultivos como el guisante o la adormidera todavía necesiten más humedad.

Desde Rodezno, Pedro Arce apura las últimas labores en su huerta antes de ponerse la vestimenta de fiesta y disfrutar en familia del día en el que se honra su trabajo. Es cerealista y productor de colza y este 15 de mayo tan inusual lo recibe con un sentimiento de ilusión empañado también de cierta frustración ante el devenir económico: “La especulación con la materias primas y la actuación de las grandes cadenas de distribución interfieren mucho en los mercados. Así que es momento de defender la producción diferenciada”.

Tractoradas de 1977 en La Rioja | Foto: Archivo UAGR.

Y en ese sentido, este agricultor apela a las nuevas generaciones que se incorporan a la profesión de la tierra: “Los jóvenes han de mostrar una actitud más reivindicativa, como la que había antes, con ganas de apostar por un proyecto de vida vinculado al campo. Cada vez toman más conciencia, sí, pero deben reclamar una compensación económica porque es ahora cuando más sano y mejor estamos produciendo y eso se ha de ver plasmado en los precios percibidos”.

Con esas perspectivas, Pedro afronta así un futuro “que puede ser bueno” en el campo. El siguiente paso es reivindicar la figura de quienes lo hacen posible. “Trasladar a la sociedad nuestro trabajo y hacernos más visibles, siempre que quienes hacen el gran negocio no quieran todo el pastel para ellos”.

Raquel Planchuelo durante la época de poda en una viña de Fuenmayor.

Raquel Planchuelo también está lista para salir a la calle a brindar por su patrón. Viticultora de Alesón, este sábado ha asegurado que no pondrá un pie en la viña aunque sean días de ir a espergurar: “Hoy se guarda fiesta”. Otros años hubiera acudido a la procesión religiosa que inunda los pueblos cada 15 de mayo, pero la crisis sanitaria tan solo le permitirá asistir a la ceremonia. Tampoco habrá aperitivo de la mano del consistorio, pero sí vermú.

Coincide con Pedro en cómo la situación actual no permite recibir a San Isidro como se merece: “La celebración siempre va ligada al desarrollo de las cosechas. Así, cuando el año acompaña con la seguridad en la temporada y en los precios, estás más animada, pero en esta ocasión los ánimos no son muy altos y las perspectivas futuras no son buenas. Trabajamos cada día por sacar adelante la cosecha y cuando la entregamos, lo hacemos sin saber plazos y precios”.

Raquel tiene claro que el concepto que se tiene de los agricultores desde fuera también ha cambiado porque ha cambiado el perfil de estos: “Ahora, además de saber llevar la tierra tienes que ser contable. Lo que no ha cambiado es el esfuerzo y las dificultades que hay que afrontar, por eso son muchos los que deciden abandonar el campo”. Ella, sin embargo, se siente orgullosa y antes de despedirse a celebrar su figura como agricultora alza la voz: ¡Que viva San Isidro Labrador!”

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