La Rioja

Investigación universitaria en línea: “La transferencia sigue siendo una asignatura pendiente”

“La investigación es un componente esencial de la universidad. Sin investigación no hay universidad”. Palabras pronunciadas por Manuel Castells y que el vicerrector de investigación de UNIR, Julio Montero, ratifica recordando que en España, el 80 por ciento de los resultados de investigación, procede de los campus.

UNIR apuesta por la investigación con una inversión de seis millones de euros para los próximos cuatro años con el objetivo de aumentar la dedicación de los docentes para conseguir una investigación de calidad y acercar los resultados en publicaciones a los de otros grandes centros de estudios superiores no presenciales europeos.

NueveCuatroUno ha hablado con Julio Montero, quien ha destacado que “las universidades deben de colaborar en ampliar las fronteras del conocimiento, tener la capacidad de innovar y de transferir conocimiento a la sociedad y al entorno en el que nos movemos”.

– ¿Cómo se desarrolla la investigación en una universidad en línea?

– La universidad en línea tiene casi las mismas ventaja e inconvenientes que una presencial en lo que se refiere a investigación. Lo importante de la actividad investigadora es que haya gente con tiempo y preparación suficiente y organizada en grupos para que el esfuerzo individual cuaje en resultados más eficaces, porque la investigación ya no es cuestión de un genio que trabaja solo en un laboratorio o biblioteca y dice ‘Eureka, he inventado esto’, sino un trabajo en equipo en el que se desarrollan tareas entre cada miembro del equipo y se trabaja en conjunto sobre proyectos que superan las posibilidades que tienen cada uno.

– ¿Cuál es es recurso más necesario para desarrollar la actividad investigadora?

– Sin duda, el tiempo. Un tiempo que se paga porque son personas con una fuerte cualificación y especialización y hay que dotarles de recursos. Esa dotación es pagar el tiempo que van a dedicar durante años a trabajar en un asunto en el que puede que no vayas a obtener resultados tangibles. La investigación en una universidad tiene dos dimensiones: la básica, es decir, formar licenciados o graduados que se preparan para investigar, que son una minoría, y una vez que tienes grupos consolidados de formación estás en disposición de hacer transferencia, abordar proyectos que puedan tener trascendencia social y poderlos aplicar a la sociedad. El primer recurso siempre el tiempo, y financiar el tiempo es el recurso más caro en investigación.

– ¿La pandemia ha sido un reto o una oportunidad en la investigación?

– En mi opinión, una oportunidad. En los primeros tiempos de la pandemia, los investigadores que estaban en laboratorios, – porque solemos asociar la investigación a una bata blanca y un laboratorio, pero hay mucha gente que investiga y no tenemos bata ni laboratorio, sino base de datos, documentación, pequeñas instalaciones…- aprendieron a trabajar también desde casa, como los investigadores en Psicología, Sociología, Política… Ahora mismo las dificultades para que trabajen los equipos han desaparecido, porque todos tenemos acceso a las cosas que necesitamos y podemos comunicarnos a través de reuniones online para ver cómo van las cosas y eso la investigación lo tenía mejor organizado que la docencia en las universidades desde años atrás. En mi propio equipo de investigación hay gente de varios países y otras ciudades de España y nos venimos reuniendo por varias plataformas que existen desde hace tiempo, pero se han puesto de moda ahora. Además, ha sido una oportunidad porque, de repente, hemos dispuesto de más tiempo los profesores universitarios para dedicar a la investigación y se ha recibido más subvención que ha permitido poner en marcha muchos proyectos.

– ¿Sigue siendo la transferencia de conocimiento la gran asignatura pendiente de la universidad española?

– Sí, con algunas excepciones gloriosas, porque hay personas que hacen transferencia divinamente, pero la mayor parte de las universidades españolas tenemos pendiente ese transmitir resultados, descubrimientos o hallazgos entre las diferentes partes interesadas. A nosotros nos pasa en UNIR porque llevamos poco tiempo, 12 años, y nuestros equipos de investigación están empezando a tener resultados ahora.

– ¿En qué líneas o campos ha centrado UNIR las investigaciones en los últimos años?

– Hemos procurado manejarnos en el ámbito de lo que nos es propio, que es lo digital. Por ejemplo, en Comunicación las investigaciones están centradas en redes sociales y medios digitales. Yo mismo estoy trabajando en el análisis de los discursos de odio en el ámbito digital. En Psicología estamos trabajando en dos líneas: el acoso y el uso problemático de la red y, por otro lado, en dispositivos digitales que permitan tratamientos a patologías que puedan facilitar una primera intervención sin necesidad de que el paciente tenga que acudir a la consulta mediante. También trabajamos en las Humanidades digitales con un proyecto de digitalización de obras teatrales desconocidas de la Biblioteca Nacional durante el Siglo de Oro. Ese mismo grupo trabajaba en los grafos y estructuras de las obras teatrales de la Edad de Plata española. Trabajamos en aplicaciones informáticas en diversos campos y actividades. La idea general es ir al ámbito digital porque nos parece que tiene mucha importancia y es nuestro ADN, nuestro ambiente natural.

– A pesar de los duros momentos que estamos viviendo, UNIR tiene un ambicioso plan estratégico de investigación, ¿en qué consiste y qué objetivos se marca?

– Nos manejamos en varias líneas. La idea fundamental es que somos jóvenes, nacimos en 2008 y lo primero que tuvimos que atender fue una demanda muy fuerte de docencia. Para nosotros un asunto prioritario al que le estamos dando mucha importancia es a formar en investigación a nuestros profesores, dedicando mucho tiempo y recursos a buscar investigadores de primera línea que enseñen a los nuestros. Eso nos lleva también a que las personas que comienzan a destacar al amparo de esos mentores reciban cada vez más tiempo para la investigación y de ahí van saliendo grupos.

Después hay un plan en el que se combinan resultados de investigación con tiempos crecientes de investigación para crear, es decir, todos los años nuestros profesores pueden acudir a convocatorias y decir ‘yo tengo estas publicaciones que demuestran mi capacidad para investigar’ y nosotros les damos un tiempo para investigar y llegamos a un acuerdo: ‘Dime qué me vas a ofrecer en dos o tres años’. Un investigador no es una persona que disponga de tiempo para hacer lo que quiera, sino para investigar, porque cada recursos que invertimos sabemos hacia dónde se orienta aunque no siempre salga.

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