CARTA AL DIRECTOR

‘La Semana Santa Logroñesa en pandemia’

Con éste ya son dos años en los que los logroñeses nos hemos visto privados de procesiones de Semana Santa −con lo que nos costó que fuesen declaradas en 2015, con todo merecimiento, Fiesta de Interés Turístico Nacional− por culpa de esta maldita pandemia originada por la Covid-19, de la que estamos muy hartos y que ha causado cientos de muertos en La Rioja y numerosos enfermos con secuelas crónicas.

A esta situación sanitaria adversa en la que nos encontramos – inmersos en una vacunación lenta y desesperante – y a la normativa vigente en el Estado de Alarma, la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño, que con tanto tino y acierto preside su Hermano Mayor Francisco José Marín de Diego, se ha visto nuevamente obligada a suspender las procesiones y a posibilitarnos el seguimiento de los actos de la Semana Santa a través del canal youtube de la Hermandad.

Nuestras tradiciones, ritos y costumbres han ido transmitiéndose de generación en generación. En el caso de la Semana Santa logroñesa tenemos que remontarlos al siglo XVI, precisamente cuando este año celebramos el V Centenario del Sitio de Logroño que tuvo lugar en el año 1521, batalla que libraron nuestros antecesores con Pedro Vélez de Guevara a la cabeza contra el ejército francés, al mando del llamado general Asparrot. Por el comportamiento heroico de los logroñeses, nuestra ciudad recibió como privilegio del Emperador Carlos V, concedido el 5 de junio de 1523 en Valladolid, las tres flores de lis para el escudo de nuestra ciudad.

La Semana Santa logroñesa se remonta al Siglo XVI, cuando Logroño contaba con varias Cofradías que tenían sus respectivas sedes en las Iglesias que por aquel entonces había en la ciudad. Tras la Guerra Civil, en 1940, se constituyó canónicamente la Hermandad de la Pasión y del Santo Entierro, y ya llegados al año 2000, dicha Hermandad se convierte en la de las Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño. En la actualidad agrupa a un total de 11 Cofradías y más de 4.000 cofrades y acumula siglos de historia.

El pasado viernes 20 de marzo comenzaron los actos virtuales de la Semana Santa logroñesa 2021 con una conferencia magistral de D. Fermín Labarga, prior de la Hermandad de Cofradías y profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra, bajo el título “Ante el V Centenario del Sitio. La Semana Santa de Logroño en el Siglo XVI”, que constituyó una especie de pregón que nos dejó en la retina una frase a modo de sello: “Los cofrades ofrecerán como su mayor penitencia, no salir en procesión”.

En estas fechas, que también me resultan entrañables por estar rodeado de mi familia, echo la vista atrás y me veo como ese niño que iba a ver la Procesión del Santo Entierro de Logroño, el Viernes Santo –la única que reunía a todos los pasos y a todas las Cofradías– desde las rejas del balcón de la casa de mis abuelos y la veíamos cuando el desfile pasaba por la Calle Marqués de San Nicolás (Calle Mayor para nosotros de toda la vida) y cruzaba por la citada calle Sagasta.

Recuerdo especialmente esos romanos que salían con las piernas al aire y con sandalias –con el frío que entonces hacía– presididos por un centurión. Sólo los había visto en las películas de romanos, pero ahora, en la procesión, eran de verdad, de carne y hueso. Y a ese encapuchado vestido con harapos de color rojo y morado, que iba descalzo y con una gran cruz de hierro sujeta a la cintura. Los mayores me decían que era un preso que lo iban a dejar libre una vez terminada la marcha.

También me impresionaba ver a esas mujeres vestidas de negro y con la cabeza tapada con un velo, descalzas, y algunas arrastrando cadenas que llevaban atadas a los tobillos. Eran las penitentes del Paso de Santa María Magdalena, que por cierto, debe ser una de las tallas más preciadas de la Semana Santa logroñesa, al menos la más antigua (data del Siglo XVI), que durante años se le atribuye a Juan de Mena, pero estudios posteriores apuntan hacia el Taller de Gaspar Becerra.

La imaginería de la Semana Santa logroñesa es muy rica. Contamos con un Cristo de las Ánimas, talla del Siglo XVI esculpida por el escultor renacentista Arnao de Bruselas, y de un Santo Sepulcro donado a la Ciudad de Logroño en el Siglo XVII, que a mediodía de cada Miércoles Santo –y en un rito único en España– es sacado de la urna (declarada Monumento Nacional) para proceder a su limpieza con aceites y óleos por parte de las mujeres de su Cofradía. En los últimos años, numerosos devotos se acercan al acto para poder besar sus pies y pasar por él toda clase de objetos. La talla tiene los brazos articulados, ya que al parecer en la antigüedad iba sujeta a una cruz.

Pero también la Semana Santa logroñesa es peculiar en España por contar con procesiones únicas, como la que se celebra el Domingo de Resurrección, que sale del Cementerio Municipal con el Paso de Cristo resucitado y que en los últimos años atrae a muchísimas personas.

Antes de finalizar, no quisiera pasar por alto una de las procesiones con las que arrancan nuestros desfiles procesionales en Logroño, aunque en puridad no es una procesión de Semana Santa sino el último acto de la Cuaresma, y es la del Viernes de Dolor o de Dolores. Procesión que inmortalizó en 1956 Juan Antonio Bardem en su película “Calle Mayor”, rodada en su mayor parte en nuestra ciudad, y que durante su celebración Juan – el falso galán – declaraba su amor a Isabel…

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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