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Los riojanos más norteños : “Somos pequeños embajadores de nuestra tierra”

*Realizado en colaboración con el Gobierno de La Rioja

Los orígenes nunca se pierden. La identidad siempre te acompaña y vivas donde vivas, se te llena la boca al decir que eres de La Rioja. Actualmente, España cuenta con cuatro Centros Riojanos: Madrid, Barcelona, San Sebastián y Santander.

“Nacimos un 16 de noviembre de 1913 para ser nexo de unión entre La Rioja y Guipúzcoa”, explica Jesús María García, presidente del la Casa de La Rioja en Guipúzcoa-Círculo riojano de San Sebastián. Actualmente la forman 510 socios, quienes “tienen que ser riojanos o hijos/nietos de riojanos”. Aunque, “para no ser endogámicos”, ahora también puedes formar parte de la agrupación si eres hijo de cualquiera que haya sido socio, “que durante más de cien años, han sido muchos”.

García destaca que “somos una asociación recreativa y cultural sin ánimo de lucro que intenta no ser un gueto de riojanos en Guipúzcoa, sino una especie de representación de la tierra para promocionar su folclore, gente, cultura y productos”. Este centro riojano cuenta con una amplia programación de actividades que pasan por conferencias, cursos variados, presentación de libros, catas de vino y aceite riojanos, encuentros culturales, proyección de películas, participación en festivales folclóricos y gastronómicos, conmemoraciones propias de la comunidad de La Rioja, atención a grupos procedentes de La Rioja a su paso por San Sebastián, o acuerdos con entidades sociales y deportivas.

Sus instalaciones, más de 600 metros cuadrados incluyendo un comedor para 120 personas, se han convertido también en sociedad gastronómica, así que “tenemos tres fuentes de ingresos: las cuotas de los socios, el dinero que deja la sociedad gastronómica y una subvención del Gobierno de La Rioja que se consigue en función de unos parámetros que consisten en llevar a cabo varios actos que supongan la promoción de la región”.

Por fortuna, la continuidad del centro “no es problema, ya que, dada la proximidad a La Rioja, la gente sigue manteniendo los vínculos, sobre todo habiendo la posibilidad de ser nieto. Además, el funcionar como sociedad gastronómica es un aliciente para que la gente venga al local. Hoy vienes a comer pero mañana puedes venir a una conferencia”.

Centro Riojano de Cantabria

El embrión de esta iniciativa se produjo en 1956 cuando, un grupo de matrimonios de Santo Domingo de la Calzada que vivían en Santander empezaron a reunirse. Con el tiempo fueron sumándose más conocidos y la idea fue creciendo pero nunca se oficializó. Tras el paso del tiempo esas reuniones improvisadas terminaron y en los años 80 otro grupo de riojanos, muchos de ellos trabajadores sanitarios de Valdecilla volvieron a intentarlo. “La colonia de riojanos por aquel entonces era de unas 500 personas pero, el intento volvió a fracasar”, explica José Félix Zárate, actual presidente del Centro Riojano de Cantabria.

No sería hasta el año 1993 cuando, definitivamente, se constituyó una asociación que comenzó a dar sus primeros pasos muy despacio. “Llegamos a ser 250 socios, pero llegó un momento en el que la falta de iniciativas hizo temblar el proyecto”. Por suerte, gracias a José Félix y algún que otro riojano más, “hace unos doce años le dimos una nueva vida. Teníamos muchas actividades, sobre todo excursiones, lo que hizo que creciera el número de abonados, pero la crisis de 2008 trajo consigo la desgracia: nos redujeron las subvenciones un 70 por ciento”.

La idea que tiene Zárate sobre el futuro de estos centros, concretamente el de Cantabria, dista mucho de su semejante en San Sebastián. “La gente ya ha perdido el interés, va cumpliendo años, tienen pocos estímulos y se cansan”. Además, a raíz de la pandemia, las previsiones no son muy positivas. “Durante el 2020 hemos tenido cero actividades y el hecho de no tener financiación, nos hace que andemos mal económicamente”. Hoy en día el Centro lo componen 116 socios, el 75 por ciento mayores de 60 años y “no hay renovación por la base. Los hijos y nietos de riojanos se desentienden. No hay relevo generacional”.

Las actividades que llevan, o llevaban a cabo desde la asociación, coinciden siempre con las citas ineludibles de La Rioja. “A principios de año solemos hacer una Asamblea General Ordinaria y en junio celebramos el Día de La Rioja y San Bernabé. Tenemos la costumbre de traer los peces de Logroño, incluso los jarritos de Navarrete y por supuesto productos riojanos. Todo lo más parecido al acto que se celebra en El Revellín”.

La siguiente cita serían dos excursiones promocionales dirigidas a socios y no socios del Centro. “Una buena manera de que la gente conozca nuestra actividad”. La primera de ellas por el panorama nacional y la segunda, “gracias a la ayuda del Gobierno de Cantabria”, al extranjero. José Félix se lamenta de que la pandemia haya suspendido todos estos actos y continúa explicando con nostalgia las reuniones “que hacemos para celebrar también la Vendimia. Traemos uvas de La Rioja y nos las comemos con nuestro pañuelo puesto”. Además, en noviembre, “llevamos a cabo la jornada anual de confraternización con una misa en honor a La Virgen de Valvanera y San Millán y después un almuerzo de hermandad con otras casas regionales”.

El presidente confía en poder recuperara parte de la actividad porque “es fundamental seguir exaltando los valores de nuestra tierra. Somos pequeños embajadores de La Rioja y eso ni una pandemia lo puede cambiar”.

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