La Rioja

“La ganadería del valle se hunde y parece que no importa”

Jesús Ángel Martínez, ganadero y gerente de la Granja-Escuela 'El Carrascal'

El rebaño le ha acompañado desde siempre a este joven ganadero e ingeniero agrícola de Villamediana de Iregua. Coger la vara y sacar las ovejas a pastar le da la vida, pero Jesús Ángel Martínez hace ya dos años que no pastorea por los campos de Murillo de Río Leza. Allí, su padre Carlos tenía una explotación que llegó a albergar cerca de 1.700 cabezas de ganado ovino. Hace un año, sin embargo, quitó prácticamente un millar y el resto se las vendió al pastor que ya trabajaba con ellos.

La ganadería extensiva en el valle está en peligro de extinción. Su declive se cuenta por decenas de cabañas perdidas en las últimas dos décadas. En concreto, los registros de la Consejería de Agricultura cifran en 263 las explotaciones de ovino en 2018 frente a las 495 a principios del 2000. Una merma de más del 50 por ciento que engloba a todo el sector ganadero, ya que en los registros oficiales no está definido el concepto de ganadería de valle.

“Desde Calahorra hasta Villamediana quedan un rebaño en El Redal, otro en Galilea, uno de caprino en Agoncillo y las nuestras en Murillo, cuando antes Ausejo y Alberite tenían unos cuantos pastores y Murillo, por ejemplo, contaba con once cuando empezamos hace veinte años”, recuerda Jesús.

A sus 34, opina que “a la ganadería en La Rioja le falta modernización”, uno de los motivos por los que en 2019 emprendió una nueva aventura pero sin dejar de lado a los animales y que se materializó en la Granja Escuela ‘El Carrascal’, en Entrena. “Mi padre sigue trabajando como lo hacía mi abuelo hace cincuenta años, y yo, que he visto cómo trabajan en otras zonas de Navarra o Aragón, por ejemplo, veo que nos llevan años luz y que aquí somos muy cuadriculados. Nos parece que lo nuestro es lo mejor y no sabemos que si lo combinamos con lo bueno del resto, podemos ser todavía mejores”, apunta.

La gestión telemática de las parideras, el control del ganado en general, las mejoras en inseminaciones… “Se trata de buscar siempre una línea de mejora para caminar de la mano con los avances”. A ello, Jesús añade la dificultad que registra este sector en el valle ante la actual forma de cultivo: “Al uso abusivo de herbicidas se suma la escasez cada vez mayor de grandes extensiones de pasto, porque en los últimos años se ha plantado mucho, sobre todo viñedo”.

“La ganadería del valle se hunde y parece que no le importa a nadie, ni a la Administración, o igual le han impuesto que no le interese porque cada vez hay más trabas y normas nuevas. Ahora los cordeles o veredas por las que se ha pasado siempre parece que son un problema. Sin duda, falta apoyo. Se quiere que el ganado se vaya al monte, pero luego en el monte nos encontramos con los lobos, mientras que aquí también tenemos a los perros salvajes que también atacan al ganado y nosotros tenemos que pagar el seguro de retirada de cadáveres mientras en la sierra se los comen los buitres”, incide Jesús.

Este ganadero considera que el problema radica en la falta de consumo de cordero: “Es una carne vinculada a las celebraciones y si ya antes se consumía poca, ahora menos por la situación de pandemia. Muchos corderos van a cebaderos y de ahí directos al mercado árabe”. Si toca hablar de precios, “lo mismo que ocurre con otros productos, porque mientras el coste de la vida ha sufrido una inflación, el precio al que pagan un cordero es el mismo que hace treinta años, así que los números cada vez salen menos”.

Así que por un motivo y otro decidió un día dar un paso al lado y montar su propio negocio junto a su pareja, María. A priori, no sabe calcular cuántos animales viven en las cerca de cuatro hectáreas que componen ‘El Carrascal’. Entre ovejas, cabras, vacas, burros, ponis, caballos, conejos, gallinas, ocas, patos o codornices es lógico que uno ya pierda la cuenta. Sin duda, una granja al completo que después de los peores meses de la pandemia comienza a levantar cabeza

El COVID-19 les ha dejado muchos momentos de ‘stand by’ en la granja. “Hace un año hubo un torrente de cancelaciones de cumpleaños y celebraciones y aunque en verano tuvimos tres fines de semana buenos, llegó septiembre y de nuevo todo se paralizó. Con todo cerrado, hemos mantenido un gasto mensual de casi mil euros solo para alimentar a toda la explotación”, indica. Ahora parece que todo poco a poco vuelve a su cauce y ya preparan la nueva temporada de visitas escolares.

“Esta semana hemos cerrado con la Consejería de Educación un proyecto muy interesante y próximamente comenzaremos nuestra ruta por los colegios riojanos. Una forma de acercar la ganadería a los más pequeños, montando una pequeña granja en los patios de los centros para explicarles cómo se crían y viven estos animales”, apunta Jesús, quien destaca esta parte más formativa de su trabajo. El próximo proyecto de ‘El Carrascal’ será crear un centro de inseminación equina para hacer ellos mismos la reproducción.

“Me he planteado muchas veces quedarme con la explotación familiar, pero sé que no iba a poder dedicarme a ella las 24 horas porque yo compagino mi trabajo en la Granja Escuela y con otros empleos más. Eso sí, igual en veinte años decido irme a Hornillos, el pueblo de mi abuelo, y echar ovejas ahí para retomar la ganadería al cien por cien”, lanza sin descartar ninguna opción.

Subir