Cuando uno se desplaza al monte lo hace con la intención de mimetizarse con el entorno natural en su máximo esplendor. Pero, por desgracia, no siempre sucede así. Eso mismo le ocurrió a un amable lector que el fin de semana decidió subir a Brieva de Cameros para dar un paseo por el puerto de Peña Hincada.
“Pasamos junto a los puestos de caza de palomas y cuál fue nuestra sorpresa al ver cómo estaba todo lleno de cartuchos y retacos de plástico”, lamenta. “Increíble, ¿tanto cuesta hacer una batida en mano y recoger los restos? Señores palomeros, no ensucien el noble arte de la cinegética”, concluye.
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