La Rioja

Descentralización y pandemia dejan un crecimiento desigual en La Rioja

Sojuela, Lardero y Villamediana lideran el incremento de población en la última década

La España de interior no cesa en su declive demográfico y las cifras cada vez son más negativas. El informe ‘La despoblación de la España interior’, elaborado por los profesores Esteban Bandrés y Vanessa Azón de la Universidad de Zaragoza, pone sobre la mesa un escenario desolador para el medio rural donde 23 provincias acaparan los focos (a excepción de Madrid).

Hace 70 años, estos territorios acogían al 34,1 por ciento de la población española, generaban el 26,7 por ciento de la riqueza del país, y suponían el 33,5 por ciento del empleo creado. En la actualidad, estas regiones albergan al 18,1 por ciento de la sociedad española, generan el 16,1 por ciento de la riqueza nacional, y aportan el 17 por ciento del empleo. Unas cifras que siete décadas después se reducen a la mitad.

Sin embargo, el estudio también ahonda en las diferencias plasmadas entre las distintas provincias, haciendo una selección entre las que encajan en una España despoblada que decrece, una que se estanca y otra que remonta. La Rioja, afortunadamente, ocupa un puesto en este tercer grupo, donde la población mayormente envejecida de los pueblos se funde con una organización del territorio favorable, núcleos de población próximos y un tejido industrial diverso que permite un desarrollo local social y económico. Junto a ella se encuentran las provincias de Burgos, Zaragoza, Valladolid, Huesca y Guadalajara.

Lo que ha ocurrido en La Rioja en la última década se corresponde también con esa pérdida de población, concretamente de 2.501 habitantes menos respecto a 2010 para situarse ahora con 319.914 residentes. Un decrecimiento más acusado en localidades como Cervera del Río Alhama, con 518 vecinos menos (ahora cuenta con 2.308); Santo Domingo de la Calzada, que resta 461 censados y se coloca a fecha de hoy con 6.276, o Haro, que en los últimos diez años ha perdido unos 400 habitantes (a fecha de 2021 cuenta con 11.557).

Sin embargo, no han dejado de crecer municipios como Sojuela, Lardero o Villamediana de Iregua, todos ellos parte del área metropolitana de Logroño. Sojuela lo ha hecho en un 52 por ciento respecto a una década anterior, con 120 vecinos más, mientras que Lardero y Villamediana lo hacen en un 33 y 24 por ciento, respectivamente (con 2.695 y 1.636).

Manuel Vallejo, alcalde de la localidad cigüeña, apunta que desde el inicio de la pandemia hasta ahora las listas de población han sumado 381 vecinos más y Lardero ya alcanza los 11.426 habitantes actualmente. “Hay mucha gente que ya residía en el pueblo pero no estaba empadronada y con el confinamiento y los cierres perimetrales de los municipios se ha visto obligada a regular estos trámites administrativos para poder circular con normalidad”, indica.

Urbanización en Lardero.

Un crecimiento que equivale al reflejado en la última década, “ya que los perfiles de los nuevos vecinos se repiten”. Vallejo considera que “Lardero es un buen lugar donde vivir ya que, además de los muchos recursos y servicios con los que cuenta, su gran oferta permite atraer a públicos con diferentes necesidades, desde una piso económico pero cerca de la capital, hasta adosados unifamiliares o un chalet con jardín y piscina”.

“La pandemia ha puesto sobre la mesa nuevas preferencias y ahora alguien que se planteaba comprar un piso en la Gran Vía de Logroño ha optado por una vivienda en Avenida Madrid con sus zonas verdes y a un precio similar porque eso le compensa más que estar en pleno centro de la capital. Además, ha crecido el número de solicitudes de licencias para nueva construcción de unifamiliares y viviendas con espacios verdes. La gente busca esa sensación de espacio”, remarca el alcalde.

Urbanización en Villamediana.

En el caso de Villamediana de Iregua la pandemia también ha surtido efecto. La localidad, que a fecha de hoy cuenta con 8.662 habitantes, ha experimentado un crecimiento de centenares de nuevos residentes en los últimos meses, pero su alcaldesa, Ana Belén Martínez no lo achaca a ese interés por buscar entornos amplios donde vivir: “Había gente que vivía en el municipio pero ha decidido formalizar su residencia para facilitar gestiones del día a día y también optar a ayudas a la vivienda y alquiler que se hayan dentro de nuestra ordenanza municipal de apoyo social”.

La primera edil asegura que “en este año del COVID ha habido mucho movimiento de personas y caras nuevas que han llegado al pueblo para solicitar estas ayudas”. Martínez recibe con optimismo este flujo de habitantes ya que “fortalece saber que estás en expansión aún en momento complicados”. Para ella no deja de ser un “revulsivo que motiva a seguir trabajando”.

En las urbanizaciones de la zona del Villa Cañas, una nueva promotora ha adquirido casi una treintena de viviendas unifamiliares para reformar y poner a la venta, de las cuales se han vendido 27. “Eso también es fruto de la pandemia, pero más ligado a la búsqueda de espacios verdes y creo que se seguirán vendiendo más casas de estas características porque todavía tenemos oferta suficiente”.

“Trabajar en atraer talento”

Las cifras de población en La Rioja facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística reflejan un crecimiento entre 2005 y 2012 de casi 23.000 habitantes, año a partir del cual la curva dejó de ascender para comenzar a perder residentes riojanos hasta 2017. En estos últimos tres años se ha recuperado la tendencia creciente y la comunidad ha sumado 7.367 censados más. “Una subida que se ha notado especialmente en municipios del entorno metropolitano y en poblaciones de más de mil habitantes, ya que en el tramo de población de municipios menores de 1000 habitantes perdemos población”, señala la directora general de Desarrollo Rural y Reto Demográfico, Nuria Bazo.

Desde el Ejecutivo regional insisten en que “no es tan importante el número de personas que vivan en los pueblos, sino la calidad del proyecto que tengan entre manos”. La directora general recalca que en las zonas rurales se ha de “trabajar en atraer talento para crear una economía diversificada, innovadora y resiliente, y generar una dinámica que impulse procesos de transformación social, procesos en los que el territorio y la población han de implicarse”.

“La pandemia ha puesto de manifiesto que la concentración de la población en grandes ciudades tiene un peligro. Este hecho ha favorecido que familias hayan decidido trasladarse a su segunda residencia en el medio rural, y esto puede apuntar hacia otros modelos de ocupar el territorio (temporal o estacional) en el que la movilidad va a tener una gran trascendencia. Por ello es importante que el habitante que vive en estas zonas no sufra desigualdad, por el hecho del lugar dónde vive”.

Bazo recuerda que la prioridad del Gobierno de La Rioja es situar a la comunidad como un referente en la gestión de los territorios intermedios, “partiendo de la premisa de que actuar sobre el medio rural es actuar sobre el medio urbano y desde los principios del equilibrio territorial, la cohesión social y la transversalidad, porque más posibilidades del medio rural implican más posibilidades para la región”.

Para ello se evaluarán las acciones de la Estrategia de Reto Demográfico regional para convertirlas en proyectos candidatos a recibir financiación de los 2.500 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno de España se compromete a invertir en la España Vacía. “Estamos en el momento perfecto para aprovechar estos fondos a favor del medio rural con el objetivo de lograr un territorio verde, digital, sin brechas de género, cohesionado e inclusivo”.

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