La Rioja

Una nueva dimensión para el desarrollo local: comunicación y trabajo en red

Rosario Pascual posa desde el Ayuntamiento de Alfaro.

Se habla a menudo de desarrollo rural y son muchas las personas que automáticamente piensan en el crecimiento de un pueblo a nivel de población o tejido económico. Pero el desarrollo rural o local es mucho más y no se centra en un solo factor, sino en su conjunto. Rosario lo tiene claro: “Solo funcionando como grupo conseguiremos cosas”. Porque de poco sirve mirar por los intereses propios si estos van a chocar con los del vecino. Mejor será ver qué objetivos en común existen para caminar en esa dirección. “Esta pandemia nos ha enseñado la necesidad vital que tenemos de comunicarnos y trabajar en red, próximos, y jamás hubiera pensado que el desarrollo local alcanzaría esta dimensión”.

Y así es como surge La Rioja Próxima, la que viene y la que ya existe, porque la crisis sanitaria ha sacado a la luz carencias, pero también muchas fortalezas. Rosario Pascual ejerce como agente de Promoción de Empleo Local en el Ayuntamiento de Alfaro y también como técnico de apoyo en el Comité de la localidad, donde se incluyen Aldeanueva de Ebro y Rincón de Soto. “El reto que se afrontó con más miedo y precauciones fue, sin duda, la gestión de las campañas agrícolas con la llegada de trabajadores temporales agrarios porque era la primera gran dificultad y estábamos los primeros de la fila para comenzar a actuar”, recuerda, “pero al final resultó no ser para tanto”. Todo funcionó como la seda mientras todos los escenarios posibles estaban sobre la mesa.

“Coordinamos un proceso de trazabilidad. Sabíamos de donde venía el trabajador, el tiempo que iba a estar y adónde iba a ir”. Pero en esta zona las campañas agrícolas van más allá de las vendimias: “Aquí tenemos pera, hortalizas de invierno, de verano, fruta… casi todo el año hay trabajadores temporales y esta vez la falta de mano de obra ha sido muy acusada, por lo que se ha echado mano de gente del propio pueblo. Muchos jóvenes, además, que nunca antes habían trabajado en el campo durante el verano, como se hacía antes”.

Pedro García fue uno de los encargados de hacer llegar la información legal y las normas sanitarias a los agricultores que iban a contratar a estas personas: “Había temor ante las recolecciones y la gestión de la mano de obra, pero las alertas que se dieron desde todos los ayuntamientos fueron impresionantes, con mucha serenidad y humanidad, instando a los agricultores a que se evitaran los alojamientos más caseros que en años anteriores se empleaban de albergues con el fin de dar unas condiciones de seguridad en una situación de pandemia. Al fin y al cabo, este era un problema de todos, no solo de la gente del campo”.

Como responsable de la oficina de la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR) en Calahorra y miembro de los Comités de Alfaro y Calahorra como agente del sector agrícola, Pedro remarca que este “supo responder como nadie” ante esta campaña excepcional con “el objetivo común de evitar riesgos sanitarios, creando planes preventivos con protocolos anti-COVID y asumiendo más gastos”. De ahí que se optase por una mayor contratación local o de proximidad y también por la mecanización de las vendimias que ha derivado en “una merma en el número de trabajadores temporales que han circulado por el territorio”.

Menos nervios había en Haro ante la llegada de este colectivo. “El no ser los primeros nos quitó un peso de encima”, recuerda Beatriz Romero, trabajadora social del Centro de Salud de Haro y Santo Domingo, “pero eso no nos privó de tener una avalancha de dudas por parte de agricultores y bodegas sobre todo en cuanto al alojamiento, todos con la misma problemática, pero diferentes perspectivas”. Reconoce que la situación de crisis permitió agilizar mucho la gestión y los trámites para la realización de pruebas PCR a todos los trabajadores, “contado con la experiencia previa en La Rioja Baja”.

Beatriz Romero.

Las vendimias supusieron el gran reto en Haro, pero en Santo Domingo lo fue la vuelta al cole, y antes de ello la llegada de visitantes y gente a sus segundas residencias junto con la concienciación de la juventud. “En la primera ola se pasó muy mal y creo que ahora la población está mucho más concienciada. La propia comunidad se ha organizado muy bien para cubrir las necesidades, movilizándose desde sus recursos propios con la idea de trabajar por y para la comunidad contando con la sociedad como agentes activos partícipe de su propio cambio. Y así se ha puesto de manifiesto todo lo que como comunidad somos capaces de hacer”, resalta.

Beatriz considera La Rioja Próxima la “oportunidad” para crear un espacio donde plantear las necesidades del medio rural y trabajar desde sus potencialidades, que son muchas. “Lo bueno de los comités es que todos actuamos por los mismos objetivos y eso une mucho. En la carrera de Trabajo Social se estudia esa base ideal de trabajo comunitario sustentado por la ciudadanía, los técnicos y la administración, así que considero que un proyecto que defiende justamente esto puede llegar lejos”.

Gema López.

La alcaldesa de Anguiano, Gema López, incide en que “es fundamental dar servicio a todas las edades para fomentar una dinamización rural positiva”. Llamadas telefónicas, apoyo moral, actividades virtuales si la situación así lo requería y mucho movimiento por redes sociales. Un trabajo de colaboración entre los diferentes agentes del municipio que se materializó a la hora de crear los diferentes comités, como el de Nájera Sierra al que pertenece.

En Anguiano, la unión del tejido social y económico se produjo sobre todo en mayo, de cara a las fiestas de ese mes y la tradicional bajada de la Santa con los danzadores: “La expusimos, sí, pero con todo el pueblo forrado con las medidas sanitarias. Además, como homenaje a quienes nos habían cuidado desde el inicio de la pandemia, nombramos pregoneros de honor al médico del pueblo, el farmacéutico, las costureras que habían tejido las mascarillas, el dependiente de la tienda… Los más pequeños también hicieron gala de sus capacidades y entregaron cartas a los más mayores, un gesto que hizo mucha ilusión y con el que también se fomentaron esos lazos vecinales”.

Escolares de Anguiano celebran el Carnaval.

El otro lado atractivo

Están los que quieren tener todo a mano sin salir del municipio. Servicios, comunicaciones y gente. Y luego están los que huyen de toda esa vorágine de las urbes a parajes aislados con una baja densidad de población (y de contaminación). “¿Pero en qué lugar se quedan las ciudades medias?”. Eso se pregunta Rosario, que espera que La Rioja Próxima sea un impulso para convertir a ciudades medias en focos de atracción: “Alfaro ofrece una gran calidad de vida y todos los servicios de los que dispone una ciudad”.

En su caso, defiende que una de las principales necesidades de la localidad riojabajeña es la diversificación industrial ligada a una descentralización de la capital. “Alfaro sigue muy focalizada en torno a lo agroalimentario, que es cierto que ha supuesto un paraguas de protección frente a la pandemia porque es uno de los sectores que menos ha sufrido. Pero deberíamos reorientarnos hacia la innovación tecnológica en torno a este sector primario. Ser punteros y colocar a Alfaro y la ribera del Ebro con productos de alta calidad y altas garantías sanitarias”, afirma.

Por su parte, Gema aspira a acoger a más familias (“o al menos no perder las que han llegado”) en su pueblo. “Desde que llegue a este ayuntamiento hace cinco años se ha trabajado en el sector humano, intentando aportar más servicios, donde el colegio supuso un atractivo importante porque todos sabemos qué ocurre en un pueblo sin niños”, destaca. Si a eso le añade el servicio de comedor o el aula de madrugadores que se suma a la oferta de ludoteca, Anguiano se convierte así en un foco de atención para familias que buscan lo rural como asentamiento, pero sin perder servicios. “Es básico que puedas desarrollarte en estos entornos”.

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