Cultura y Sociedad

Hallazgo único, riesgo máximo en su extracción: “Hay que intentarlo”

Hace varios meses se descubría en las obras de la calle Eras uno de los últimos hallazgos patrimoniales de Calahorra. Se trata de una canalización romana que según los arqueólogos puede pertenecer a una terma romana que existía en la zona. Estaba ya documentada su posible existencia, pero las obras de la calle propiciaron su descubrimiento. Desde el consistorio se decidió hace unos días conservar la instalación romana para poder ubicarla en algún otro lugar y que en un futuro sea visitable. Pero no todo es tan fácil como parece.

Este viernes, en las obras de la calle Eras, las caras de los responsables de la obra y de los arqueólogos eran de preocupación. Se enfrentan a un reto que nunca antes se ha vivido en La Rioja. La pieza mide 4,80 metros de largo y tiene una anchura máxima de 2,6 metros. Esto supone que la pieza podría pesar más de 2.000 kilos.

La estrechez de la calle, la ubicación de determinadas tuberías de gas muy cercanas a la piedra, las propias dimensiones de la pieza y la imposibilidad de ver cómo está la estructura en sus capas inferiores hace que el riesgo de que la pieza pueda sufrir un importante deterioro es máxima.

Estos días se ha llevado a cabo una técnica de restauración que consiste en la colocación de unas vendas con resina para que lo que se pueda desprender de la pieza quede adherida a ella. Sin embargo, no va a ser suficiente. “Corremos muchos riesgos”, dicen tantos los técnicos de la obra como los arqueólogos. “El riesgo es que se nos pueda desmoronar porque no sabemos cómo está por debajo, si está bien armado o no, y con las condiciones en las que nos encontramos es difícil saberlo”, detallan.

Ante la situación, se han mantenido reuniones a pie de obra con el ayuntamiento. El consistorio ha decidido que “al menos hay que intentarlo”. “Vamos a estar pendiente en todo momento de cómo van siendo los trabajos y se van a tomar decisiones en el momento, se va a ir muy poco a poco para intentar que la pieza sufra los menos daños posible, pero no es fácil”.

Lo primero que se va a hacer es extraer el mayor número de tierra posible a mano de los laterales y reforzar esas esquinas con las vendas y la resina que ya se han puesto en el resto de la pieza. “Estamos mucha gente pendiente y cualquier mínima fisura se va a intentar solucionar en el momento”, explican. Y van más allá. “Es que muy pocas veces en esta comunidad se ha hecho un trabajo así. No hay antecedentes de trabajos similares. Puede ser parecido a los trabajos que se han hecho en pirámides en Egipto pero allí no tenían el problema con el que nos vamos a encontrar de la estrechez de la calle, esto mismo en una explanada hubiese sido un trabajo totalmente distinto”, comenta la arqueóloga.

“Sabemos que el riesgo es muy alto, pero valoramos profundamente que desde el ayuntamiento tengan la intención, al menos, de intentarlo. Merece la pena hacerlo porque puede salir bien la operación”, añaden. La idea es sacarlo lo más entero posible, pero no va a ser fácil. “Si fuese un mosaico podríamos partirlo en trozos y luego recomponerlo, pero uno de los problemas fundamentales es que no sabemos cómo está la cimentación. Es probable que sea de arenisca y se desmorone”.

En el caso de que pasase lo peor, la pieza está documentada e incluso se ha hecho un modelo en tres dimensiones y se podría reproducir. La decisión de la jornada era complicada: no hacer nada y seguir con la obra o intentarlo. El consistorio no ha tenido la menor duda. “Es importante para Calahorra que se cambie el modelo de recuperación arqueológica que había hasta ahora”, ha explicado la alcaldesa Elisa Garrido. Ahora hay que buscar la mejor opción sabiendo que todas las posibles entrañan su riesgo.

Mientras, los trabajos en la obra no cesan. “Estamos pendientes de todo”, indicaba la arqueóloga a pie de obra. “Sabemos que es muy probable que algo más arriba puedan aparecer cosas muy interesantes para la ciudad. Estamos hablando de un punto caliente arqueológicamente hablando y una máquina no mete la pala sin que tengamos los ojos puestos en ella”.

La decisión está tomada. Han asumido los posibles riesgos y ya todo el trabajo queda en manos de los profesionales. Van a hacer todo lo posible porque la infraestructura salga de una pieza.

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