CARTA AL DIRECTOR

Las dos caras de la crisis: “Mi derecho termina donde empieza el de los demás”

Estamos de acuerdo. Todos tienen el derecho y el deber de trabajar. También es innegable la taxativa de que “mi derecho termina donde empieza el de los demás”. Pero podemos continuar: también tenemos derecho a la salud, a un trabajo seguro, a una contribución equitativa y a una redistribución de la riqueza, o más mundano, ser corresponsable con lo que tengo y debo contribuir. Aquí igual empezamos a no estar tan de acuerdo.

Cuando en esta terrible situación de pandemia valoramos nuestra situación, seguro que la calificamos como injusta. No puede ser que no me dejen trabajar, que no me paguen lo justo, que no me dejen abrir, no me ayudan, tengo que pagar el alquiler, a los empleados, los ERTE no llegan, no me dan subvenciones, me cobran impuestos, no llego, hambre y ruina…

Mi comercio es esencial. ¿Qué tiene que ver lo que está pasando con mi negocio? No hago mal a nadie. Estos políticos nos van a cerrar, no tienen ni idea. Y encima se coge la baja uno de mis empleados, para no trabajar, con lo que estoy invirtiendo en medidas.

La otra cara: voy a trabajar (tengo esa suerte), mi contrato es de 3 horas, pero tengo que estar hasta que se vayan los clientes. Buena cara, amabilidad, profesionalidad. Cerramos, -a regañadientes-, porque no hay gente. Limpia, recoge, ordena, barre, friega… y hasta el día siguiente. Cinco horas. Mi sueldo, el justo, claro. Creo que la última vez que firmaron el convenio fue… ¿ hace 13 años?

Y a casa, a preparar la cena de la familia, o solo la mía. Si me llega, claro. No pensar mucho, mañana tengo que seguir. ¿La mascarilla? Por supuesto, pero ese de enfrente, por la barbilla. En fin, de qué me quejo, estoy bien de salud. Salvemos el comercio.

*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.

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