Entrevista

“Logroño tiene muchos elementos para aspirar a ser la Burdeos española”

Pablo Hermoso de Mendoza pone su meta en ‘Logroño 2030’

Pasó de ser prácticamente un desconocido en la esfera política riojana a liderar el Ayuntamiento más importante de la comunidad. Y todo, en apenas ocho meses. Aunque al proyecto de Pablo Hermoso de Mendoza, como al resto de regidores, la pandemia le torció el paso, hay una apuesta a la que no quiere renunciar: convertir a Logroño en una ‘Enópolis’.

El alcalde de la capital riojana tiene un horizonte en el que se inspira en su anhelo de que la ciudad sea el gran referente de la cultura vitivinícola española: Burdeos y su maridaje de la tradición con la tecnología. A su juicio, la capital cuenta con elementos más que suficientes para lograrlo.

– Desde marzo del pasado año hemos reforzado aquello de que la salud es lo primero. Si Logroño fuera una persona, ¿cuál serían sus constantes vitales en estos momentos?

– Estamos en un momento de salud latente y, en ciertas medida, bajo. Estamos preocupados y sufriendo por la gente que ha fallecido o que está enferma, pero también hay una lógica de un cuerpo que resiste. Es como un estado de hibernación, de falta de ánimo y de actividad. Al mismo tiempo, sufre una enfermedad de la que podemos salir; sabemos cómo hacerlo y eso nos permite ser optimistas.

– Para cualquier gobernante era inimaginable tener que capear un panorama así. ¿Hasta qué punto ha trastocado la pandemia su proyecto de ciudad?

– En algunos casos lo ha acelerado y en otros lo ha ralentizado. La crisis sanitaria ha acelerado cuestiones como el eje de una ciudad en la que tecnología esté al servicio de la gente para avanzar más rápido, por la lógica del teletrabajo o de dar continuidad a determinados servicios. También hemos visto la necesidad de que las ciudades vayan transformándose y haciendo frente a la ‘transición verde’ con la inversión de la pirámide de movilidad: en un panorama en el que necesitamos espacio para mantener distancias de seguridad hemos visto aceras demasiado estrechas, zonas dedicadas al coche y no a las personas, lo que ha permitido intensificar por la lógica de urgencia nuestra estrategia de ‘Calles abiertas’. En otras actividades, como la atracción de riqueza, el momento es más duro. Pero aun así hemos conseguido que empresas de carácter tecnológico se puedan instalar en el centro histórico, como es el caso de Bosonit.

“LOGROÑO 2030”

– ¿Su proyecto de ciudad es a cuatro o a ocho años, elecciones mediante?

– Yo creo que los proyectos de ciudad se completan con ocho años de mandato. Incluso diría que hay un ‘Logroño 2030’ que tenemos que ir construyendo y anticipando entre todos.

– Uno de los primeros proyectos que puso sobre la mesa fue el de la ‘Enópolis’, ¿le gusta más un modelo clásico, al estilo Jerez, u otro más tecnológico, como el de Burdeos?

– Burdeos no es un mal espejo. Ojalá pudiéramos construir una marca tan fuerte como Bordeaux y hacer que todos los activos vinculados a la vitivinicultura sean percibidos como un espacio de sofisticación, de lujo, de alta cultura, cosmopolitismo y buen vivir. Creo que hay muchos elementos, y Logroño los tiene, para configurar en el imaginario popular ese escenario: tenemos dos universidades, el centro del CSIC, bodegas centenarias, el Camino de Santiago… Tenemos una serie de elementos que, bien vertebrados, pueden convertir a Logroño en ese espacio que la gente asocie a una ciudad digna de ver.

– Pero, mientras tanto, el Centro de la Cultura del Rioja sigue cerrado. Y así lleva ya casi seis años.

– En estos momentos, con las restricciones de movilidad, no es el momento para reabrirlo, más allá de que tenemos que hacer algunas reformas todavía. Yo espero abrir el CCR en 2022 y con ese objetivo estamos trabajando.

– Antes citaba proyectos como ‘Calles abiertas’, en el que se ha topado con la resistencia del Logroño que defiende el protagonismo del coche. ¿Ha mermado el ánimo de poder llevar las peatonalizaciones un paso más allá?

– En absoluto, nuestro compromiso es muy intenso. Pese a las críticas o el debate que pueda existir, ‘Calles abiertas’ cumple con algo que ya estaba previsto y planificado desde 2013, como es el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). Ahora que comienzan las actuaciones en Carmen Medrano, Gonzalo de Berceo o el Vicente Ochoa, estaban planificadas desde hace ocho años pero no se habían ejecutado. En 2013 se establecieron trece zonas pacificadas, con la lógica de ‘supermanzanas’, y nosotros queremos demostrar en este mandato que es posible hacerlo con intensidad. El debate me parece interesante porque ha puesto encima de la mesa qué modelo de ciudad queremos.

Creo que la mayoría de logroñeses cree en este modelo de ciudad, pero también hay algunas resistencias por parte de algunos comerciantes que pueden pensar que si hay menos coches en su calle disminuirán sus ventas. Los datos demuestran lo contrario: cuanta más gente pasea y durante más tiempo lo hace, más se aprecia la calidad del comercio y más se compra en él. También hay resistencias por la existencia de conceptos novedosos: somos la Corporación que ha introducido en el debate el urbanismo táctico, con intervenciones muy rápidas y se bajo coste que permiten acondicionar una calle. No son solo conceptos para mejorar la movilidad, sino también para intensificar la seguridad y reducir la tasa de atropellos.

– Otra de sus intenciones es transformar el casco antiguo en un polo tecnológico. ¿Han recibido más propuestas como la de Bosonit para instalarse en la zona?

– Para que esa zona se convierta en un ‘casco joven’ tiene que entrar vida vecinal, empresarial y comercial. La llegada de empresas tecnológicas va a fomentar la vida vecinal en una zona situada a un minuto del Espolón. La promoción privada se está interesando por este sector y lo que nosotros adoptamos es una labor activa para dar facilidades a cualquiera que quiera instalarse en el centro histórico y que no encuentre trabas.

– Al menos hasta el 23 de febrero la ciudad vive a medio gas por el cierre del comercio y la hostelería. ¿Hasta qué punto puede la Administración local arrimar el hombro con los sectores afectados por las restricciones?

– Tenemos nuestra parte de responsabilidad, que la hemos asumido. En el sector hostelero, facilitando que las terrazas se extiendan para permitirles tener un espacio para poder trabajar e incentivar su actividad, al tiempo que la ciudadanía pudiera reunirse con las condiciones de seguridad en un espacio público. Además, hemos extendido a 2021 la parálisis de la ordenanza que restringía ese uso, además de suspender las tasas de terrazas o basuras durante el tiempo en que el sector no pueda abrir. El pasado año pusimos en marcha un millón de euros en ayudas directas para autónomos y pymes; se cobró la primera partida de un millón en diciembre y la segunda partida, de 600.000 euros, se cobrará previsiblemente en marzo. También hemos valorado la emisión de bonos para incentivar el consumo en la hostelería cuando vuelve a abrir.

– Al comercio la crisis le ha llegado en el peor momento, pues antes de la pandemia ya eran muchos los establecimientos con las persianas abajo. ¿Cree que el sector podrá recuperar la ‘antigua normalidad’?

– Respecto al comercio, estamos haciendo todas las labores de información para que los comerciantes soliciten la exención del IBI y se suscriban a los ‘bonos comercio’. El año pasado destinamos 250.000 euros que han generado 1,1 millones de euros de gasto en el comercio logroñés. Al margen de eso, desarrollamos una acción de formación online para comerciantes con la UR y hemos habilitado una plataforma ‘Logroño Compra’ para que el sector entienda que también debe diversificar su oferta hacia el mundo digital. Son medidas que deben complementarse a nivel regional y estatal para que estos sectores puedan salir del bache, porque el comercio es el sistema nervioso de la ciudad; es una relación que va más allá de darle a un ‘clic’ en una plataforma, el cliente necesita un contacto humano.

SIN ARREPENTIMIENTOS

– Está próximo a alcanzar el ecuador de su mandato, ¿de qué se arrepiente por no haber sabido o podido hacer en estos casi dos años?

– No me arrepiento de nada, en el sentido de que nos presentamos a las elecciones sin prometer proyectos concretos, sino trabajo y más trabajo. Y esto lo estamos haciendo con una intensidad y un compromiso absoluto. Dijimos que íbamos a unir a la gente que quiere un Logroño mejor y este Ayuntamiento está dando muestra de educación y buen tono; muchas de las medidas adoptadas el año pasado lo fueron con el apoyo unánime de todos los grupos políticos. No estamos introduciendo discordia, ni división, ni ruido en un escenario político en el que es moneda común. Creo que también hemos conseguido un equipo de trabajo muy valioso democráticamente, con tres grupos políticos con diferentes perspectivas que arriman el hombro por el bien común. No hay arrepentimiento, aunque eso no quiere decir que esté totalmente contento porque hay cosas que se podrían mejorar. Hemos hecho una labor muy intensa de modernización del Ayuntamiento para incorporar perfiles y dar un impulso a la gestión del personal y la incorporación de nuevas capacidades.

– ¿Ni siquiera se arrepiente de no haber quemado la cuba en San Mateo? ¿Quemará la próxima, sean cuando sean las fiestas?

– En el próximo San Mateo quemaremos una o varias cubas. En el anterior surgió un debate curioso, porque no era tanto la cuba sino un ninot de poliespán muy contaminante, que nunca ha sido tradicional sino que era una cuestión de ocho o nueve año. Por supuesto que se puede quemar la cuba y esperemos que eso sirva para decir que celebramos los sanmateos y la pandemia ha quedado atrás.

– Cuca Gamarra intentó tomas las riendas de su partido en 2017. El próximo año debe renovarse la estructura del PSOE de La Rioja; no sé si en las perspectivas del alcalde hay un plan similar.

– Logroño es un reto inmenso y es un privilegio estar aquí. Hay un proyecto para la ciudad y eso es en lo que me centro absolutamente; no me puedo despistar en otras cuestiones.

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