La Rioja

El invierno en el ‘techo’ de La Rioja: paisajes de postal, pero sin luz eléctrica

Filomena, ¡ay Filomena! Ha sido sentirte y echarnos a temblar. Nieve, hielo y mucho frío, eso es lo que se espera de ti estos próximos días. Una borrasca que va a dejar paisajes de película y muchas escenas de manta y Netflix. Un plan que a los vecinos de Santa Marina, pedanía de Santa Engracia de Jubera, ni se les pasa por la cabeza.

Ellos no son de sentarse horas y horas delante de la tele o del ordenador. Entre otras cosas porque no cuentan con red eléctrica. En esta aldea, la que se sitúa a mayor cota en La Rioja, las horas de luz se exprimen al máximo y Marino Domínguez, uno de sus seis habitantes, señala que “de momento a nosotros -él y su hermano José Luis- no nos ha faltado, pero hay que racionarla. Hay algún vecino que ya está teniendo problemas porque las placas solares están cubiertas de nieve y hielo y así no se pueden cargar”.

El pasado 14 de octubre Marino cumplió 86 años. Toda una vida en Santa Marina, techo de La Rioja a más de 1.200 metros de altitud. Un lugar que vivió el éxodo masivo de la zona en los años 60 y así ha seguido hasta día de hoy, a excepción de pocos habitantes como los hermanos Domínguez, que decidieron aguantar. “Donde naces paces, dicen, y yo he salido de aquí alguna vez. Pocas, que me da el mareo, como quien dice”.

El invierno se antoja difícil. “Muy crudo”, como dice Marino, y sobre todo con la falta de luz y el temporal. “Ahora le estaba diciendo a mi hermano que quite la luz, que hay que guardar. Como nos quedemos sin ella… a ver qué hacemos. Hay velas y linternas pero… La luz es comodidad y los servicios que te da no te lo dan otras cosas”.

Tres grados bajo cero marcaba el termómetro a media tarde de este jueves en Santa Marina. La nieve todavía cubre las calles, “aunque la carretera la limpiaron antes de ayer y se puede transitar. Pero solo hasta la iglesia; a partir de ahí las calles están muy mal porque pasan los todoterrenos y las rodadas dejan mucho hielo. Se echa sal, pero aún así hay que tener mucho cuidado. Este fin de semana dicen que viene ‘bueno’, pero aguantaremos lo que venga. Hemos vivido muchas nevadas mayores que esta”.

El acopio ante el temporal

Para pasar un invierno así es importante que la ‘leña arda’, así que los troncos no pueden faltar. “Nos los suele traer Roberto, el único joven que vive en Santa Marina. Hay días que trabaja aquí y otros en Logroño, donde tiene la empresa, así que estos días tan malos es él el que nos trae todo lo que necesitamos: leña y comida”. Normalmente el panadero sube una vez a la semana y “el de los congelados cada quince días, pero con este temporal no han venido”.

Los sobrinos y Roberto les suministran todo lo necesario. “Cuando estaba lo del coronavirus, que aquí también llegó pero se fue, y no se podía venir mis sobrinos se sacaron un papel y me traían la comida. Es más, yo cogí el virus el 8 de septiembre y estuve varios días encerrado en casa. Pero como estaba muy bien, comía bien y dormía mejor, algún paseo me di. Como aquí tampoco te cruzas con nadie…”.

Una vida diferente en un paraje de postal en invierno, donde Marino se entretiene haciendo cestas o ayudando a su hermano a picar pan para los animales. “Aquí se vive muy tranquilo y nunca faltan cosas que hacer. Además, como tenemos animales en el corral salimos todos los días a hacer algún camino”.

Subir