La Rioja

Temporada de lechazo en La Rioja: nuevos canales de venta se instalan esta Navidad

Miguel Ángel Fernández, ganadero en Galilea

A escasos días de llenar las mesas de la mantelería y la vajilla propias de las fechas más familiares, los proveedores de uno de los géneros más demandados para las Navidades se preparan para afrontar la época de mayor trasiego en cuanto a salida del producto se refiere. Los ganaderos de ovino todavía desconocen el precio al que venderán sus corderos esta temporada, pero muchos ya han decidido qué canales de venta priorizarán.

Lejos quedan ya esos mercados en el propio matadero donde los carniceros adquirían el género directamente del ganadero. Ahora los intermediarios o corredores de corderos son un figura más en la cadena y ello hace que los precios también se incrementen. Miguel Ángel Fernández es uno de esos productores que aguarda el momento de venta de sus corderos a unos precios que estima rondarán los 60 o 65 euros, según la oferta y la demanda (el año pasado los cobró en torno a 65 y 68 por animal), “pero ya especulan con que no hay pedidos para que baje el precio”.

Estas navidades, como novedad, se va a estrenar en la venta ‘online’ con las redes sociales como canal. “Se trata de reducir el número de manos por las que pasa el género antes de llegar al consumidor, pero voy a mantener la venta a carniceros”, señala el ganadero, que permanece inscrito en un proyecto piloto para el fomento del consumo de proximidad y venta directa ‘online’ promovido por la organización agraria ARAG-ASAJA y en el que participa junto a otros dos profesionales agrarios más.

Después de dos décadas al cargo de la explotación ovina que heredó de su progenitor, ubicada en el término de Galilea y con cerca de 1.200 cabezas actualmente, Miguel Ángel reconoce que los tiempos están cambiando para el sector: “Para que la ganadería subsista vamos a tener que adaptarnos a estas nuevas formas de venta porque desde que el cordero sale de aquí hasta que llega a la mesa su precio puede incluso duplicarse”.

Por el momento, prevé dar salida en los próximos días a unos 400 corderos, destino los hogares riojanos y también de Burgos, unos cincuenta más que el año anterior y “al precio que sea”. Tampoco descarta establecer una relación comercial con el sector hostelero, pero ahora quiere centrarse en esa venta ‘online’ que ha aterrizado de forma “algo precipitada”: “Todavía no sabemos cuántos corderos podremos vender a través de este canal, pero queremos mantenerlo en un futuro porque opino que las carnicerías de barrio desaparecerán con la cada vez mayor presencia de las grandes superficies”.

Las especulaciones también han llegado a la supuesta bajada de precios para esta campaña que Miguel Ángel achaca a la entrada de cordero más barato procedente del exterior. “Género de países como Italia, Francia o Nueva Zelanza se está vendiendo en nuestros supermercados e incluso también en alguna carnicería de barrio. Es esencial que el público sepa diferenciarlo y consultar las etiquetas para que no le cuelen cordero de fuera, porque eso supone también el declive de nuestra profesión”, remarca.

Otra baza que juega en contra del sector y que provoca que “este año se pueda perder dinero de la venta de corderos”, según opina. “Se están vendiendo animales por debajo de los costes de producción; durante la pandemia, a unos 25 o 30 euros. Y mientras los costes de producción no dejan de crecer, los precios de venta se mantienen como hace 20 o 30 años. Hablan mucho de la globalización pero aquí quien mantiene vivos los pueblos somos quienes trabajamos en ellos”, reivindica.

Aunque reconoce que “cada vez se valora más el producto local”, Miguel Ángel remarca que “falta más concienciación y apoyo, también por parte de las Administraciones, para mantener esta actividad, que no es otra cosa que un bien social para el territorio, aunque cada vez desaparecen más cabañas ganaderas. No pueden dejar que el sector primario baje la persiana”.

Los cambios en las tendencias de consumo, “porque cada vez se cocina menos en casa”, y la nueva situación sanitaria, que augura unos encuentros familiares en Navidad bastante mermados, tampoco ayudan. Más tranquilos se muestran por la sierra riojana, donde esta época solo supone cerca del diez por ciento de la venta de corderos, ya que es entre junio y agosto cuando más corderos se venden.

Pedro Medel, desde la Asociación de Ganaderos de las Siete Villas, estima que para estas fechas se dará salida a cerca de un millar de corderos: “No hay parón ni problema de ventas para estas Navidades, pero en la sierra no se estiliza el lechazo para esta época. Al ser de ganadería extensiva, buscamos más la época de primavera, con los pastos”.

Tras el mostrador

La incertidumbre también se palpa detrás del mostrador. En el puesto 39 del Mercado de Abastos de Logroño, la carnicería Luis Terroba se consolida como una especializada en la venta de cordero, cabrito y cochinillo desde 1984 y su dueño lo tiene claro: “El ovino está fatal. Cada vez se vende menos porque es caro y cada vez hay menos restaurantes con este tipo de carne asada, y la mayoría por encargo. Ahora mismo, si no fuera porque exportan corderos fuera del país, sobraría género”.

Materia prima de Islallana, Santa Engracia del Jubera, Jalón de Cameros o Clavijo, que en muchos casos Luis Terroba compra directamente al productor, aunque cada vez en menor medida. “Los ganaderos son ya mayores y se van jubilando y como no encuentras género que te guste por tu cuenta tienes que echar mano de los intermediarios”, apunta.

Luis Terroba en su carnicería del Mercado de Abastos.

A algo más de 70 euros, “entre lo que cobra el ganadero, lo que saca el matadero más el 21 por ciento de I.V.A., y lo que cobra el intermediario”, le sale un cordero entero, el cual venderá después a unos 100 o 110 euros. Principalmente a particulares, muchos de ellos procedentes del País Vasco y Navarra y que este año no se han dejado ver. “El año pasado por estas fechas teníamos un listado de pedidos que ahora, a una semana de la Navidad, brilla por su ausencia”, lamenta. Una sensación general que se respira a duras penas entre los profesionales de este sector.

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