El Rioja

El crecimiento en exportación no compensa el mal año para Rioja

Que las ventas de vino están prácticamente paralizadas desde el inicio de la pandemia no es ninguna novedad, pero esta situación se agrava al observar las cifras del mercado nacional. Sorprendentemente, la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja muestra una tendencia creciente en sus ventas al exterior dentro de un contexto de caída del comercio mundial (1.800 millones de euros entre marzo y junio).

El Observatorio Español del Mercado del Vino así lo señalaba en la Milano Wine Week celebrada en octubre, destacando los números de la región frente a los del resto de denominaciones del país, donde las caídas en exportación alcanzan el seis por ciento en valor y el diez por ciento en volumen.

Mientras, Rioja creció entre marzo y junio, el periodo más crítico de la pandemia, en 8,5 millones de euros, o lo que es lo mismo, un 5,7 por ciento más que en 2019. Asimismo, en términos de volumen, el Observatorio apunta a una subida del 18 por ciento. Unas ventas fuera de las fronteras nacionales que se han visto más acuciadas en Reino Unido, Países Bajos, Escandinavia y Europa del Este.

Pero toca puntualizar. Ese crecimiento en el comercio de exportación no se aprecia en la mayoría de las bodegas de Rioja. Desde la Asociación de Bodegas Familiares, Eduardo Hernáiz recalca que esa tendencia “corresponde con un perfil de bodegas muy concretas, aquellas que son grandes y tienen unos fuerte niveles de exportación capaces de vender en el canal de alimentación y con descuentos más agresivos”.

No hay duda de que “la exportación funciona mejor que el mercado nacional, tanto en pequeñas como en grandes bodegas, pero tampoco muestra datos mejores que en 2019”. Hernáiz asegura que esas subidas de las que habla el Observatorio no se corresponden con la realidad de las pequeñas bodegas, “así que esas ventas se tienen que estar centrando en unos operadores diferentes”. “Hay muchas más pérdidas en nacional que internacional, y estamos contentos de que se mantenga algo la exportación, pero esas cifras no se pueden generalizar con todas las bodegas”.

La balanza de la exportación mantiene el pulso frente al comercio nacional y gracias a ello muchas bodegas no han regresado a la casilla de ‘ventas 0’. Concretamente, en Rioja la caída acumulada en lo que va de año se mantiene por debajo del 10 por ciento (8,68 por ciento hasta septiembre), una cifra bastante halagüeña dadas las previsiones en los primeros meses de la pandemia.

“Un balance de cifras negativo en cualquier caso”, puntualiza Iñigo Torres, “porque, a pesar de que la exportación muestre un crecimiento positivo y suponga un salvavidas para muchas bodegas, el mix de Rioja se distribuye en un 38 por ciento aproximadamente para el mercado internacional y en un 62 para el nacional, de ahí que no compense”.

El presidente del Grupo Rioja aclara que el comercio nacional también muestra un repunte en cuanto al canal de alimentación que ronda el 17 por ciento, pero dado que la hostelería y restauración suponen el canal principal y es donde se aprecia la mayor caída, tampoco compensa.

El motivo de que Rioja sea la DO que más crece en exportación se debe a la “gran posición que tiene en este mercado, mucho más fuerte que otras denominaciones de vinos tranquilos”. Torres apunta al largo recorrido de Rioja a nivel internacional, “lo que le otorga una gran fama exportadora que se nutre de las inversiones realizadas para reforzar este canal”.

La tendencia actual en el mercado internacional se aprecia esperanzadora porque “se da mucha importancia al canal de alimentación y de cara al final de 2020 las perspectivas se mantienen más positivas que en nacional, donde la preocupación se agrava con el continuo cierre de la hostelería en las comunidades”, consideran desde el Grupo Rioja.

El presidente de Bodegas Familiares, sin embargo, es tajante: “La caída de ventas hasta septiembre no ha sido tan mala como lo esperado, pero lo peor está por llegar, o más bien, está llegando ya”. El cierre de la hostelería en numerosas ciudades del país, el toque de queda y los malos presagios frente al desarrollo de la campaña de navidad hacen que “ese porcentaje se acucie mucho más en los próximos meses”.

Hernáiz se muestra sincero al afirmar que “hasta el verano que viene es muy probable que las ventas de vino no comiencen a recuperarse, porque ya hablan de que la Semana Santa va a ser también complicada”. Unas estimaciones que pueden desencadenar en el peor pronóstico: “De esta crisis es probable que algunas pequeñas bodegas no salgan adelante  porque se van a quedar muy tocadas económicamente”.

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