Tras el puente del Pilar, el municipio riojabajeño de Galilea vio cómo los casos empezaban a subir como la espuma. De cero casos, de repente en unos días se encontraron con quince en una población que en estos momentos ronda los doscientos vecinos. Incluso hubo que cerrar durante días el centro educativo por el positivo de una menor. Desde entonces, la preocupación es máxima en el municipio y también en su ayuntamiento.
La alcaldesa Nuria López explica que en ese momento pidieron al Gobierno de La Rioja que hiciese algún tipo de cribado en el municipio, pero fue imposible. “Después de hablar con los sanitarios y que ellos nos explicasen que controlar a los asintomáticos era lo más importante hemos decidido hacer una compra de medio centenar de test de antígenos que estarán en el consultorio y que se utilizarán cuando el médico lo decida”, indica. En el momento en el que se acaben, seguirán comprando más.
“La idea es que si alguien llega con síntomas compatibles con COVID no haya que esperar a la prueba PCR para aislarlos”, cuenta. Así se les realizará el test, se les aislará y será después cuando se pida un test PCR para confirmar el positivo. Además, estos test se van a utilizar para hacer periódicamente pruebas a las profesoras del centro.
