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El Calahorra bajó a la realidad en La Planilla

Nada salió como se esperaba en La Planilla. Todo se había preparado para que los socios rojillos disfrutasen con seguridad del regreso del club rojillo a casa. Accesos controlados, toma de temperatura, bien de gel hidroalcohólico, mascarillas FPP2 y las gradas a un 50 por ciento de aforo. Pero las cosas empezaron a torcerse desde el principio. La lluvia imposibilitó la utilización de las dos nuevas gradas que se habían colocado en uno de los fondos y los socios tuvieron que sentarse en las dos gradas habituales, la tribuna general donde suelen colocarse los más mayores y la tribuna grande donde la Crianza Rojilla hace de las suyas con sus cánticos.

Todo era como un sueño que al final se convierte en pesadilla. El equipo comenzó con inmejorables sensaciones. El control era de los rojillos que lo intentaban de todas las formas posibles con jugadas largas que traían de cabeza a los defensas maños. Los delanteros rojillos en seguida se metían en el área, especialmente a través de  Rayco y de Tarsi pero no lograba definir. Y perdonó, perdonó demasiado en esos  veinte primeros minutos. Hasta el gol anulado sólo se veían las lagunas defensivas del equipo visitante. Después, la nada. El sueño que no recuerdas por mucho que lo intentes la mañana siguiente. Los minutos que van pasando sin pena ni gloria. El Ebro había cambiado de sistema y al Calahorra le costó a amoldarse a él.

Con la llegada del segundo tiempo de nuevo el sueño convertido en realidad; de nuevo, el Calahorra lo intentaba y Rayco pudo conseguirlo. De mil como la que tuvo se falla una y él la falló. Al larguero. Unos centímetros más abajo y hubiese sido un golazo de los de recordar. Y sin tiempo de que el eco de los uyss dejasen de sonar, en un contragolpe llegó el gol del Ebro. Cuando parecía que el equipo visitante se conformaba con las tablas, entonces el sueño se convirtió en pesadilla. Carri (e) tenía que ser, como en una película de miedo. Un fallo, un tiro a puerta del Ebro y un gol en contra. Los fallos se pagan caros en Segunda B.

Y como el que quiere salir de la pasadilla a toda prisa, el Calahorra lo intentó con más corazón que cabeza, había tiempo pero  las prisas no son buenas consejeras para nada, ni para salir de los malos sueños.

Habrá que quedarse con eso, con que sólo es un mal sueño de una tarde de otoño en toda regla. Volverá el sol a La Planilla. De momento toca respetar, seguir trabajando y pensar ya en el próximo partido.

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