Conforme avanza hacia su batida, la segunda oleada de la pandemia por coronavirus nos revela las principales diferencias respecto a la que puso en jaque al sistema sanitario la pasada primavera. Entre las más notables, la reducción en la edad media de los afectados y una presión asistencial más leve que en la primera ola, cuando hubo que reconvertir a la carrera las dependencias de los hospitales riojanos.
Eso sí, el menor estrés hospitalario no significa que este haya desaparecido, más bien al contrario. El sistema sanitario ha perfeccionado la detección precoz de casos para reducir el número de hospitalizaciones por COVID-19, pero los cuadros más graves siguen poniendo en apuros a los sanitarios de la UCI del Hospital San Pedro, que soporta la mayor presión COVID-19 del país.
Así lo refleja el último boletín epidemiológico emitido por el Ministerio de Sanidad, que cifra en un 42 por ciento el grado de ocupación de camas UCI en La Rioja: el más alto de España y el único que supera la mitad de camas COVID-19 dedicadas a pacientes críticos de coronavirus. La segunda región más castigada en las UCI es la Comunidad de Madrid, con ‘solo’ un 38 por ciento de camas COVID ocupadas.
La tendencia, además, dista bastante de ser positiva: este martes ha vuelto a incrementarse el número de hospitalizaciones en La Rioja, tanto en planta como en la UCI, para alcanzar el mayor número de camas COVID ocupadas en lo que va de segunda ola. En concreto, actualmente hay 111 pacientes hospitalizados (cinco más en las últimas 24 horas): 90 en planta y 21 en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Hace menos de una semana (el pasado miércoles), la presidenta del Gobierno de La Rioja anunció una primera ampliación de la UCI dedicada al coronavirus en el Hospital San Pedro de Logroño, que duplicó sus ‘camas COVID’ para pasar de 20 a 40.
En la primera oleada de la pandemia, el Servicio Riojano de Salud habilitó hasta 55 camas UCI, de las que se ocuparon cuarenta en el momento de mayor presión asistencial.
