La Rioja

¿Una fábrica de chocolate en el convento? El berlanguiano adiós de los Carmelitas de Calahorra

Como en una película de Berlanga, de esas en las que la Iglesia y el pueblo miden fuerzas para que al final siempre haya un mismo ganador, el Santuario del Carmen acogió este lunes una reunión para tratar la marcha de la congregación de los Padres Carmelitas del templo. Lo que muchos creían que iba a ser una reunión de trabajo en ‘petit comité’ se convirtió en una asamblea, a los pies de la Virgen “que todo lo ve y todo lo oye”, como recordó uno de los asistentes.

Los padres carmelitas se van. Eso queda claro. Al menos “por el momento”, como explicó el padre Lázaro, provincial de la orden que se trasladó ayer hasta Calahorra para exponer los motivos de la marcha de los padres y buscar algunas ideas para evitar el cierre del santuario.

Reconoció que desde noviembre del pasado año se había pedido el cierre del templo calagurritano, pero la decisión final debía pasar por el capítulo, que en principio se iba a celebrar en abril y por la pandemia se traslado a julio.

La idea es dar ahora un año para buscar soluciones que salven la presencia de los carmelitas en Calahorra, así como mantener cierto nivel de actividad que proteja al santuario de posibles robos u ocupaciones. El padre Cipriano, que se queda en Logroño, sería el encargado de bajar de vez en cuando a Calahorra a abrir las puertas del templo.

La fábrica de chocolate

Aunque no se ha puesto en contacto con la Diócesis, la congregación sí que ha recibido propuestas cuanto menos curiosas, como la oferta recibida por parte de una empresa chocolatera para intentar implantar una pequeña fábrica artesanal y un pequeño museo de chocolates en el convento.

Pero a partir de ese momento llegaron las discrepancias. Los devotos de la Virgen del Carmen tomaron la palabra, que en algunos momentos subió más de lo deseado de tono, con aplausos y vítores quizás extraños en el escenario en el que se encontraban.

Uno de los reproches fue que se hubiese tardado tanto en dar la noticia. “Se sabe desde enero pero lo negaron y ahora nos encontramos con una reunión de hechos consumados”, decía uno de los asistentes, que recriminaba no haber tenido la oportunidad de aportar soluciones posibles a la salida de los padres.

Con el dolor de que el santuario se cierre, también salió el asunto de la Virgen. “La Virgen se queda”, dijo el padre provincial. “El problema es que si el templo se cierra no tiene sentido que la Virgen se quede dentro primero porque sin cuidados y limpieza se puede deteriorar, segundo porque los devotos no podrán ir a visitarla y tercero porque teniendo en cuenta dónde esta el templo, la Virgen allí sin que nadie viva cerca, corre peligro”, decía esta mañana una de las personas que estuvieron en la reunión.

Con alguna salida de tono, la mayoría se quedó con la idea de que una vez se vayan los padres, el culto se verá afectado. “Yo de momento no podré venir como hago siempre que quiero a ver la Virgen” decía una de las devotas que acudieron a la reunión. “Pero si esto se sabe desde enero y ni se ha hablado con la diócesis para buscar soluciones”, decía otro.

Un arcón vacío

En un momento incluso el padre provincial habló de que la fecha del 30 de septiembre ellos no la han dado oficialmente. “Pero si ya se ha ido uno de los padres y en el arcón que tienen ya no queda comida para más días”, comentaba a la salida uno de los asistentes a la reunión.

En definitiva que ahora habrá que buscar soluciones para que a pesar de la salida de los padres, la Virgen pueda seguir siendo visitada por los fieles.

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