La Rioja

Los sanitarios de Urgencias a Lafuente: “Para motivar hay que contratar”

Otro lunes más, y ya van trece, los profesionales del servicio de Urgencias del Hospital San Pedro de Logroño se han concentrado para reclamar refuerzos. En esta ocasión, los sanitarios han respondido al director gerente del Servicio Riojano de Salud, Alberto Lafuente, después de que este sugiriera aportarles “refuerzos psicológicos” para aumentar su motivación.

El mensaje de respuesta de los profesionales ha sido contundente: “Para motivar hay que contratar”. Además de eso, los sanitarios critican que la anunciada la reorganización de Urgencias y la puesta en marcha de las urgencias pediátricas “siguen siendo una entelequia”, ya que “no se ha producido”.

Este es el manifiesto que ha leído el personal de Urgencias del San Pedro en la decimotercera concentración de protesta por la saturación del servicio:

“Los datos de la COVID-19 siguen sin dar tregua en nuestra comunidad y desde urgencias poco nuevo tenemos que contar, sólo un aumento esporádico de personal en alguna de las categorías y un incompleto y deficiente aislamiento de los boxes restantes.

Otra novedad leída en los medios es la intención de nuestro gerente, de aportarnos cuidados psicosociales y refuerzos, eso sí, “refuerzos psicológicos”, para aumentar nuestra motivación. En estos momentos, esto nos suena más a tomadura de pelo que a un firme propósito de cuidar a los profesionales.

Sr. Lafuente PARA MOTIVAR HAY QUE CONTRATAR.

Con tan poco nuevo que contar y siguiendo el ejemplo de la Sra. Alba en su comparecencia ante el Parlamento el pasado jueves 17 de septiembre intentaremos hacer nuestra particular cronología de estos meses de pandemia.

Empezaremos el discurso igual que lo ha comenzado nuestra consejera “Nos vemos nuevamente aquí. Y todas las veces que haga falta y ustedes necesiten que les pongamos al tanto de cómo estamos haciendo frente al coronavirus” en el servicio de urgencias. “Estamos haciendo un trabajo intenso, exhaustivo e incansable” para atender a nuestro pacientes.

Hace unos meses nosotros tampoco sabíamos mucho de esta enfermedad. El 3 de marzo detectamos “el primer caso en La Rioja” y fue precisamente en urgencias donde se detectó, así como el segundo, el tercero… y así cada caso nuevo que iba apareciendo. También nosotros tuvimos que enfrentarnos a la toma de decisiones según conocíamos más datos de la enfermedad. Pero nosotros nos enfrentamos desde dentro, con miedo, con mucho miedo por nosotros, por nuestras familias y nuestros pacientes. Desde el primer contacto, que por desconocimiento de su enfermedad, lo hicimos sin las medidas de aislamiento necesarias con la angustia y el desamparo del servicio de preventiva que nos cerró sus puertas.

Habla la consejera del inicio de la formación de personal desde el 25 de enero pero en nuestro servicio esa formación se dio unos días antes de la detección del primer caso con una demostración y un vídeo explicativo de cómo ponerse y quitarse el equipo de protección personal. Con “todo eso” nos devolvieron al ruedo, asegurándonos que habría equipos suficientes para todos nosotros.

En su momento y también ahora, aplaudimos la anticipación en la ampliación de camas hospitalarias y de cuidados intensivos, pero lo que vivimos en nuestro servicio solo lo sabemos nosotros, la dureza de aquellos días no desearíamos tener ni que recordarlo. Se nos dotó de refuerzos y ni siquiera en todas las categorías. Nos organizamos como pudimos improvisando soluciones a los espacios y adaptándonos a los nuevos y casi diarios protocolos. No dejamos que el miedo ni el dolor nos paralizara porque no podíamos permitírnoslo.

No sabemos dónde estaba la Sra. Consejera durante el confinamiento, pero nosotros estábamos aquí cada día mientras empezaban los primeros contagios de nuestros compañeros, mientras empezaron a faltar los equipos de protección, ya el 13 de marzo nos quedamos sin EPIS, mientras empezaban nuestras “clases de corte y confección” con bolsas
de basura, con cada día más presión asistencial, más dolor, más miedo a contagiarnos y contagiar a nuestras familias.
Dice la Consejera que la presión asistencial se redujo notablemente en mayo, quizá por eso retiraron los refuerzos de los que nos habían dotado, sin tener en cuenta que a medida que descendía el número de pacientes COVID, aumentaba la demanda asistencial de otras patologías, muchas graves y de gran complejidad. El verano, dice ella, no ha sido una época de descanso para esta consejería. Le aseguramos que tampoco lo ha sido para los trabajadores de nuestro servicio. Y de agosto a esta primera quincena de septiembre puede que alguien se haya relajado, señora Alba, pero sabe bien que no hemos sido nosotros.

La “Anticipación, Colaboración y Coordinación”, de la que tanto presume la Sra. Alba, dejaron de ser prioritarias para ellos con respecto a urgencias en el momento que empezaron a descender los casos COVID, a pesar de nuestras ignoradas demandas de mejora del servicio, que nos abocaron a comenzar estas concentraciones el 29 de junio.

Después de reunirnos con la consejera el 10 de julio, después de una primera reunión con Gerencia y dirección el 27 de julio, una segunda el 4 de agosto y una última reunión, igual de infructuosa que las anteriores, con el director de recursos humanos el 26 de agosto la “reorganización de urgencias y la puesta en marcha de las urgencias pediátricas…” siguen siendo una entelequia porque no ha habido tal reorganización y las urgencias pediátricas están en este momento cómo y dónde estaban hace 13 años cuando se inauguró este hospital.

Como verán nosotros también llevamos 7 meses sin cruzarnos de brazos. Seguiremos con nuestras demandas de aumento de profesionales y mejoras necesarias hasta que sean atendidas.
Nos vemos en estas puertas de urgencias el próximo lunes 28 a las 8 de la tarde.

El apoyo de todos los riojanos es esencial. Esperemos que con la responsabilidad de políticos, profesionales y ciudadanos podamos celebrar un feliz San Mateo 2021.

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