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Pepe Imaz: “Es crucial que los niños deportistas prioricen el ser humano al personaje”

Pepe Imaz (Arnedo, 30 de mayo de 1974) fue tenista profesional y ahora acompaña a Novak Djokovic como ‘coach emocional’ por todo el mundo. En medio de todo este maremágnum interrumpido por la COVID-19, el riojano hace una pausa en su tierra para ofrecer una charla en Las Norias: “El trabajo con las emociones para unir a la familia del tenis tras el confinamiento”. Con vocación educativa y solidaria, lleva a cabo varios proyectos para extender los valores del deporte a través de todas las capas de la sociedad.

“La idea es compartir el camino personal que he ido recorriendo, primero como jugador, entrenador y persona. Las emociones son claves en el ser humano y el tenis no está exento de ello. Comparto con la familia del tenis riojano cómo viví todo ese proyecto”. Un camino para mantener ‘humano’ a uno de los mejores de la historia del tenis: “Es un privilegio, un aprendizaje continuo; caminar en compañía de esa persona que tiene tantos momentos de tensión emocional”. El experto cree que una correcta gestión de las emociones acaba cambiando situaciones de nuestro día a día.

Su objetivo es que todos los seres humanos tomen conciencia de lo que realmente son. “El alimento que más necesitamos es el amor en forma de cariño, de respeto y de aceptación. El amor me ha salvado la vida física y las actividades del día a día, lo equilibra todo”. En contra de lo que pueda parecer, describe el término ‘amor’ como un sentimiento hacia uno mismo, sin críticas ni juicios destructivos. “Aplicar esa fórmula ha llevado a ‘Nole’ a llenar su casa de vitrinas, sin perder nunca su componente personal”.

Amor y paz

Además de entrenar al tenista serbio, el arnedano está inmerso en ‘Amor & Paz’, un proyecto solidario en el Club de Tenis Puente Romano (Marbella), donde reside hace veintidós años. El objetivo es llevar el tenis hacia las familas con recursos limitados. “No tenemos que olvidar que somos seres humanos, nos desviamos al personaje y olvidamos lo que somos”. Por ello, su labor no se limita solo a la pista: “Entran los niños y los padres. Hacemos dos descansos (5-15 minutos) y los chavales hablan sobre sus experiencias, el colegio. Interactúan en todo momento”.

Imaz expresa la importancia de ese trabajo de base y rehúsa fomentar la competitividad entre los más pequeños. “Hay que trabajar desde la base. Eso se hace no dando la importancia al que lo hace mejor frente al que lo hace tan bien. Si premias al deportista de base, creas el personaje. Hay que hacerles entender que es fantástico que practiquen un deporte”. En ese sentido, remarca la diferencia entre el personaje (éxito, ego) y el ser humano. Según su punto de vista, es vital realizar esta diferencia desde el principio.

En un mundo tan competitivo, muchos deportistas lo han dejado todo por su sueño. “Todo vale por un oro olímpico”. Pepe discrepa acerca de esa afirmación. “Algunos jugadores hicieron barbaridades para llegar arriba. A los niños les empujan a creer que son lo que hacen y cómo lo hacen y acaban desarmonizándonos. Da igual que seas el número uno del mundo que un niño, todos en nuestro interior guardamos un ser divino y maravilloso”.

En resumen, Imaz enfatiza las cualidades que nos hacen humanos. “Los robots nunca podrán tener emociones y sentimientos. Tenemos que aprender a equilibrar las emociones que todos tenemos”. Pepe Imaz, una forma diferente de observar el tenis, el deporte y la vida en general. Un mensaje con trasfondo emocional y espiritual. Un camino hacia la esencia. Una fórmula con éxito demostrado: el de Novak Djokovic. Alejado de su tierra por cuestiones vitales y laborales, se alegra de volver: “Ojalá pueda estar más en contacto con La Rioja en un futuro”.

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