La Rioja

Las reservas de última hora, la nueva normalidad en los campings riojanos

Zonas ajardinadas, tranquilidad y autonomía son algunos de los aspectos que los turistas han puesto en valor de los campings de La Rioja, destino de muchos veraneantes en estas vacaciones en la ‘nueva normalidad’. Tras reabrir al público acatando las medidas propuestas por las autoridades sanitarias, los campings riojanos preparan un verano en los que sus principales clientes son familias con niños que provienen del País Vasco o incluso desde la propia comunidad, en un afán por redescubrir su tierra.

“Este año echamos de menos las reservas internacionales, los clientes belgas y holandeses que vienen todos los años en julio”, lamenta Rosa Mendoza, gerente del camping de Berceo. Así, afirma que la reserva en bungalows ha aumentado respecto al pasado verano, mientras que la reserva en parcela “permanece tranquila entre semana, mientras que los sábados y domingos los turistas se animan más”.

El camping de Berceo reabrió en mayo para alojar a los campistas de la provincia. “Cuando se abrieron las fronteras con el País Vasco, el mismo domingo ya acudió gente. Incluso vino un cliente calculando la ruta para cruzar la frontera a media noche”, recuerda entre risas.

“Hemos observado que ha habido anulaciones por miedo, aunque ha sido una minoría”, apunta Mendoza. “La gente viene bastante tranquila”. La gerente explica que tiene que recordar constantemente el uso de la mascarilla obligatorio. “Esto es distancia, mascarilla y limpieza”, sintetiza. “No hay otra, esto depende de nosotros mismos, es un poco incómodo trabajar así porque parecemos la guardia civil”.

Desde el camping de Fuenmayor, su administrador afirma que esta ‘nueva normalidad’ no difiere mucho de la que acostumbraban: “El número de reservas no ha variado mucho respecto a otros años a pesar del COVID”. Abierto desde mayo, los cambios se reflejan únicamente en las medidas de seguridad: “Mascarillas obligatorias, gel, distancia de seguridad, limitación de aforo… la piscina permanece abierta, pero con un aforo máximo de cien personas”.

En la capital riojana, el camping de La Playa permanece abierto desde que se permitió la apertura de fronteras con las comunidades limítrofes. “Las reservas parece que se han movido bastante bien con la ‘nueva normalidad'”, reconoce su gerente Santiago Monzón. Por ello, las expectativas para estos meses estivales están marcadas por la incertidumbre. “La perspectiva es más o menos buena, pero estamos a la espera. Si hay nuevos rebrotes la gente se retraerá a salir de vacaciones”.

La tónica de este verano en La Playa, diferente a lo que acostumbraba, es la de reservas a última hora y estancias más cortas, de tres o cuatro días. “Además han bajado las reservas de grupos de jóvenes. Lo habitual están siendo reservas de familias en bungalows de País Vasco, la mayoría, Cataluña, Madrid y Aragón”, apunta Monzón.

De igual manera, desde el camping de Bañares, su gerente Jon Salgado, afirma que es difícil dar datos sobre sus reservas, debido a que la mayoría, también, se producen el último momento. Lo que sí saca en claro es que respecto a  los veraneantes internacionales, si ya eran una minoría en pasados veranos, “este año sus reservas son casi inexistentes”. Según el gerente, el cien por cien de las instalaciones del camping están abiertas al público, eso sí, respetando las medidas de seguridad. “Lo que peor llevan los clientes es el uso de mascarilla, aunque sí que es verdad que desde el pasado martes, que ya se reguló su uso, la gente ha tomado conciencia y está siendo más fácil de lo que creíamos”.

Familias con hijos, reservas a última hora, estancias más cortas y, sobre todo, precaución. Aunque tardío, el verano en La Rioja comienza a funcionar.

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