Agricultura

La remolacha riojana, más protegida gracias a las bacterias autóctonas

ARAG-ASAJA ha presentado este miércoles a los remolacheros riojanos los resultados del proyecto ‘Rizobioma’, un proyecto innovador con el que la organización busca ofrecer a los agricultores nuevas técnicas en el uso de abonos probióticos para estimular el crecimiento de la planta, mejorar los rendimientos de este cultivo y su resistencia a plagas.

Durante una jornada técnica, que ha tenido lugar en la sede de ARAG-ASAJA en Casalarreina, los agricultores han podido conocer los primeros ensayos de este proyecto que han sido realizados en parcelas de cultivadores de remolacha en La Rioja, concretamente en Zarratón, Cidamón y Haro.

De esta forma, el proyecto ha buscado el desarrollo y aplicación de un abono probiótico a medida, basado en bacterias autóctonas, ya que al parecer el uso de biofertilizantes a base de microbioma se configura como una de las soluciones más interesantes para aumentar la productividad y resistencia a plagas y enfermedades, estando a la vanguardia de la nueva agricultura sostenible que ya se aplica en los países más avanzados en biotecnología.

El proyecto cuenta con financiación del FEADER de la Unión Europea, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España y de la Consejería de Agricultura, del Gobierno de La Rioja. Y en él participan las siguientes empresas y entidades: BIOMASS BOOSTER, CIBIR, AIMCRA, ARAG-ASAJA, SAR Y CLEAN BIOTEC.

El cultivo de la remolacha en La Rioja mantenía hasta la campaña 2018-2019 una superficie estable en torno a las 1.300 hectáreas. Sin embargo, en las dos últimas campañas, y debido a los bajos precios, incremento de costes y el avance de enfermedades como la cercospora, el cultivo ha perdido el 50 por ciento de la superficie cultivada y actualmente solo 95 productores se dedican a la remolacha.

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