Cuenta la leyenda que una ardilla podría viajar de pueblo en pueblo de La Rioja a ‘salto de fiesta’ cuando arranca el verano. En condiciones normales, claro, porque si por algo viene marcada la ‘nueva normalidad’ respecto a la antigua es la ausencia del goce colectivo que infunden el vino y la charanga
El pasado 29 de junio, Haro tuvo que prescindir de su reconocidísima Batalla del Vino, cita multitudinaria donde las haya y, por tanto, contraria a las medidas de seguridad para prevenir brotes de coronavirus. Por desgracia, su suspensión no es un hecho aislado. Ahora que estamos ya bien encaminados en julio, estas son las citas que nos perderemos los riojanos por culpa de la pandemia.
Batalla del Clarete (San Asensio)
El Cerrillo Verballe se quedará sin teñirse de granate el próximo 19 de julio (el domingo más cercano a la festividad de Santiago) tras el anuncio del Consistorio de suspender la que iba a ser su cuadragésimo tercera edición. Nada menos que 30.000 litros de vinos son las armas de esta batalla en la que resulta imposible no acabar teñido de malva tras las dos horas de cruenta batalla vinícola.
Fiesta de la Magdalena (Anguiano)
Entre el 21 y el 24 de julio se celebran en Anguiano las fiestas a su patrona, María Magdalena, distinguidas como Fiesta de Interés Turístico Nacional y las más longevas de La Rioja: unos escritos del siglo XVII hablan ya de la celebración, cuyos orígenes se remontan incluso años atrás. De especial relevancia es la danza de los zancos, que finaliza con la bajada de ocho danzadores por la empinada cuesta que recibe su nombre.
Fue ya en abril cuando el Ayuntamiento anunció la cancelación de sus fiestas el 16 y 17 de mayo y con ella la cancelación de la primera salida de los danzadores. Recientemente, la alcaldesa Gemma López compartió un comunicado sobre la suspensión, «algo extraordinario en la fiesta de nuestro pueblo, pero sobre todo algo muy doloroso para los anguianejos y anguianejas». Asimismo, López arroja un poco de esperanza anunciando que «durante el 21 y el 24 de julio se están preparando algunas propuestas y actividades enmarcadas dentro de la normativa».
La Molienda de Ocón (Ocón)
El pasado 14 de abril el Ayuntamiento de Ocón ya comunicó la cancelación de sus celebraciones en mayo (la fiesta de la Villa, la Procesión General, San Isidro y El Cristo) y, por extensión, los actos de junio, julio y agosto, celebrándose la popular Molienda este último mes. Declarada en 2016 Fiesta de Interés Turístico Regional, desde hace quince años los oconenses conmemoran su molino e intentan recrear, vestimenta incluida, cómo eran las labores del campo antes de la irrupción de las máquinas.
Decepción y esperanza
Este mismo fin de semana, Villoslada de Cameros ha ha tenido que conformarse con celebrar el quinto centenario de la Caridad Grande desde la más estricta intimidad en la ermita de la Virgen de Lomos de Orios.
Por su lado, las fiestas del Pan y el Queso de Quel, celebradas de forma ininterrumpida desde 1479 y que podrían peligrar este año, aunque la decisión aún no está tomada. «Nos parece aún un poco pronto para decidir nada, lo haremos en diez o doce días», comenta David Miguel Merino, concejal de Festejos.
De celebrarse, los actos tendrían lugar los días 5 y 6 de agosto, aunque solo con carácter religioso: «Sabemos que el lanzamiento del pan y queso, como tal, no se puede realizar por las aglomeraciones, pero la Cofradía está estudiando la mejor forma de poder celebrar el reparto», comenta el concejal.
Y así es como los municipios riojanos tratan de salvaguardar en la medida de lo posible la esencia de unas fiestas que, irremediablemente, serán recordadas por una ausencia motivada por razones de fuerza mayor.
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