La Rioja

Los escolares riojanos, más activos y saludables de lo que piensan los profesores

Los escolares de sexto curso de Educación Primaria realizan más actividad física y dedican menos tiempo al uso de pantallas de lo que piensan sus profesores. Así lo atestigua un estudio realizado entre 329 escolares de Logroño que, además, detecta diferencias entre géneros.

El estudio ‘Diferencias en la percepción de actividad física en escolares de sexto de primaria’ ha sido publicado en la revista Retos de la Federación Española de Asociaciones de Docentes de Educación Física (FEADEF) y es obra de los profesores Josep María Dalmau Torres, Esther Gargallo Ibort, del doctor Daniel Arriscado y de Raúl Jiménez Boraita, que lleva a cabo su tesis doctoral en la Universidad de La Rioja sobre esta cuestión.

En el estudio han participado 329 escolares del sexto curso de Educación Primaria de Logroño, con entre 11 y 12 años, así como uno de sus maestros de Educación Física en cada colegio; con el fin de evaluar la autopercepción del nivel de actividad física y del uso de pantallas (móvil, táblet, TV, videojuegos) que los escolares tienen de sí mismos y contrastarla con la de sus profesores.

Entre los resultados destaca que los maestros sobreestimaron los niveles de actividad física de los chicos en los momentos previos y posteriores a la hora de la comida, durante los días de la semana; mientras que en el fin de semana subestimaron la práctica deportiva. En el caso de las chicas, los profesores sobreestimaron la actividad física de sus alumnas durante la semana.

Raúl Jiménez Boraita es coautor del estudio junto a Josep María Dalmau Torres, Esther Gargallo Ibort y Daniel Arriscado

Sin embargo, el estudio no encuentra diferencias significativas en relación a las horas de televisión, ordenador o utilización de videojuegos entre chicos y chicas; si bien, en ambos casos, los profesores sobreestimaron el tiempo reconocido por sus alumnos de uso de esos dispositivos.

Los resultados del estudio plantean que los chicos reportaron niveles significativamente mayores que las chicas en todas las cuestiones referentes a la práctica de actividad física, excepto a la hora de la comida y entre las 18 y las 22 horas de la tarde.

La ausencia de diferencias entre chicos y chicas antes y después de comer, coincide con tramos horarios de muy baja actividad en general; mientras que la franja comprendida entre 18 y 22 horas coincide con el horario para la práctica de actividades organizadas; es decir, extraescolares que complementan el nivel de actividad física realizado por el alumnado en el colegio, que en muchos casos es insuficiente.

Durante el fin de semana, los chicos muestran un mayor nivel de actividad física durante el fin de semana, en concreto, en el tramo de 16 a 18:30 horas y en actividades de competición frente a las chicas.

Estas diferencias se muestran también en el entorno educativo, donde los alumnos perciben que realizan mayor actividad física respecto a sus compañeras; probablemente debido a la orientación masculina de esta materia, que puede generar en las chicas menos posibilidades de participación y un sentimiento de desigualdad.

Los patrones androcéntricos en el aula de Educación Física, sus programas y contenidos, ha hacen que la oferta de juegos y deportes ofrezcan experiencias menos satisfactorias para las chicas, que perciben, de esta forma, una diferencia de género tanto por parte de los docentes como de los mismos alumnos.

Estas diferencias también se aprecian en momento de ocio escolar. En los recreos los chicos realizar actividades más activas, como jugar a diferentes deportes, mientras que las niñas llevan a cabo otras de menos intensidad, como caminar o jugar a la comba.

Los resultados de este estudio coinciden con otras investigaciones sobre actividad física a estas edades en toda Europa y corroboran las diferencias entre chicos y chicas, tanto en el entorno escolar –en el caso del aula de Educación Física- como en tiempo de ocio, sobre todo en deportes y competiciones de fin de semana.

El estudio concluye planteando que, dadas las diferencias encontradas entre hábitos de actividad física por sexos, es preciso profundizar en su estudio para comprenderlos y, de este modo, intervenir de forma eficaz, especialmente, desde las escuelas como elementos clave de promoción de la salud.

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