Cultura y Sociedad

La agonía del sector taurino: animales al matadero y espera de la normalidad

Sin fiestas en los pueblos y sin vaquillas por las calles ni las plazas. Un verano atípico en La Rioja camino de la normalidad tras la pandemia de COVID-19. Mientras la mayoría de sectores económicos van recuperando poco a poco su actividad, los festejos taurinos siguen igual de parados que durante las semanas más duras de confinamiento. Difícil papeleta para los empresarios, que aceptan la situación con resignación.

El ganadero Carlos Lumbreras (Finca Río Bravo) explica en RTVE que ya han “quitado” unas treinta vacas y quince erales de las cuatrocientas cabezas con las que cuenta. “¿Qué pasa? Que ese novillo que hemos lidiado en casa, de haberse lidiado en una plaza estaría entre 1.200 y 1.300 euros. En el matadero te dan 180 euros”. Su agenda ha pasado de contar con casi cien eventos taurinos a un cero tan redondo como los ingresos de los últimos meses.

El mantenimiento de estos animales supone un gasto de dos euros diarios, por lo que la multiplicación es sencilla por cada día que pasa. Sin contar con esa partida, Lumbreras calcula que el impacto económico que sufrirá ronda los 130.000 euros. Y la cosa no pinta bien a corto plazo, ya que los espectáculos taurinos en las plazas de toros también tienen grandes limitaciones.

No se puede superar el 75 por ciento del aforo autorizado, con asientos preasignados y con un máximo de 1.000 personas, manteniendo la distancia de seguridad de un metro y medio o, en su defecto, el uso de mascarillas. “Las plazas informatizadas como Logroño y Arnedo tendrán su coste, pero lo podrán hacer. En las plazas de pueblo va a ser complicado hacer ese control, que es necesario”, lamenta Lumbreras, quien se ha ‘reinventado’ con tentaderos y visitas en su finca para todo aquel que lo desee.

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