Crisis del Coronavirus

Investigación con alma riojana frente al COVID-19: 1.600 pacientes y 2.000 controles

A contrarreloj. Así han trabajado durante los últimos cuatro meses un equipo de médicos e investigadores internacionales para llegar a la conclusión de cómo las características genéticas pueden identificar a las personas más vulnerables a padecer insuficiencia pulmonar grave en la infección por coronavirus. Un patrón nunca antes investigado y en el que han tomado parte los riojanos Luis Bujanda y Beatriz Nafría.

En concreto, se han hallado variantes genéticas en los cromosomas 3 y 9 que han mostrado una fuerte asociación con la gravedad de la enfermedad. Este último, muy ligado al grupo sanguíneo, evidencia que aquellos individuos que pertenecen al grupo A tienen un 50 por ciento más de posibilidades de presentar un fallo respiratorio con ventilación, mientras que los del grupo 0 muestran un 35 por ciento menos de riesgo.

“El valor científico de esta investigación es enorme porque supone un marcador más para poder etiquetar a los pacientes y determinar incluso unas medidas preventivas, de pronóstico y tratamiento. Pero la investigación no cesa aquí. Ahora se abren más líneas de trabajo y hay muchas más preguntas que respuestas, aunque hemos descubierto cómo la genética nos puede ayudar a resolver algunas de ellas”, resalta Bujanda, médico y especialista del área de enfermedades hepáticas y gastrointestinales del Hospital Universitario Biodonostia.

“De esta pandemia hemos sacado algo bueno y es que se ha conseguido que multitud de comités y grupos de investigación aúnen fuerzas y colaboren juntos. La cooperación entre hospitales y especialistas internacionales, sin obtener nada a cambio, ha sido espectacular. Un trabajo duro, pero reconfortante”, destaca Nafría como buena biomédica que es, también en el Hospital Biodonostia. Algo “imprescindible”, según su compañero Bujanda, “para alcanzar un estudio de este tipo y con tal impacto científico y social”.

“Se necesita mucho tiempo y recursos tanto personales como económicos, teniendo en cuenta que estas investigaciones requieren de más de medio millón de euros. El haber alcanzado esto en tan pocos meses evidencia la implicación tanto de investigadores como de instituciones porque todos sabemos lo lenta que es la burocracia. Eso ha sido exactamente la clave del éxito, valorando también los resultados positivos obtenidos. Así que estamos muy orgullosos y confío en que queda poco tiempo para conseguir la esperada vacuna”, apunta el médico.

Más allá de la edad o las enfermedades crónicas de los pacientes, factores clave en el estudio del Covid-19, este hallazgo pone de relieve que cada vez se está más cerca de encontrar una vacuna. Gracias a la colaboración de especialistas de Navarra, País Vasco, Madrid, Cataluña y Andalucía, así como de Italia, Alemania y Noruega, se ha trabajado con una muestra de 1.610 personas con coronavirus y más de 2.000 controles para conocer el comportamiento de este virus en función de las variantes genéticas.

Un trabajo que han realizado en consonancia con sus puestos dentro del Intituto Biodonosti. “El 15 de marzo se nos propuso ayudar con algún aspecto relacionado con la investigación contra el Covid-19 y no lo dudamos ni un momento, ha sido un honor”, resalta Nafría. Ella y Bujanda se han tomado este estudio como una “obligación moral y personal” porque no ha formado parte de su trabajo habitual ni, por tanto, ha estado retribuido económicamente. “Vimos que teníamos la oportunidad de aportar nuestra experiencia y conocimientos en plena pandemia mundial. Ha sido toda una experiencia y aprendizaje”, añade el médico riojano.

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