Crisis del Coronavirus

Ansiedad y miedo ‘posconfinamiento’, las secuelas psicológicas de la pandemia

Lo veíamos venir, pero no supimos lo que la pandemia del COVID-19 iba a suponer para toda la sociedad hasta que no la tuvimos encima. Una catástrofe que iba a marcar un antes y un después en nuestras vidas. Ha hecho verdaderos estragos en la salud de muchos riojanos; en su situación laboral y económica; pero no podemos olvidarnos de la salud emocional.

Muchos fueron los recursos que, desde diversas entidades riojanas, se pusieron en marcha al comenzar la pandemia. Uno de ellos fue el planificado por el Colegio Oficial de Psicólogos. Con un total de 65 profesionales, de manera solidaria y altruista, han estado atendiendo llamadas de manera ininterrumpida del 17 de marzo al 17 de mayo.

“Tres coordinadores atendíamos las llamadas, establecíamos un triaje y, en función de la demanda, las derivábamos a un profesional u otro: malos tratos, adicciones… Y, ademas, constituimos un grupo específico para tratar los problemas originados por la pandemia y el confinamiento”, señala Sonia Fontecha, una de las coordinadoras de este servicio.

Han sido muchas las llamadas recibidas, 350, “pero de las que hemos atendido ninguna ha terminado en suicido. Es cierto que ha habido alguna en la que hemos evaluado una situación de riesgo y hemos activado varios recursos, pero, afortunadamente, no ha ido a más. De las personas atendidas, diría que la mayoría contaban con una psicopatología previa: trastorno de personalidad, mental, consumo de tóxicos…”.

Y ahora, ¿qué?

Poco a poco la sociedad va recuperando la ‘nueva’ normalidad, pero todavía queda un largo camino por delante. “Habrá que ver quién va a desarrollar una patología y en función de qué. No es lo mismo una persona que haya perdido a un ser querido al inicio de la pandemia y que necesite asistencia por la dificultad que ha conllevado el no poder despedirse, que otra que pueda desarrollar un trastorno mental”. El ejemplo más claro está en los sanitarios, que, tras una sobrecarga, “hayan desarrollado sintomatología ansiosa depresiva y que eso, a la larga, si no se trata, pueda dar lugar a algún tipo más de trastorno o desarrollo de estrés post traumático”.

Según Fontecha, es muy posible que se produzca un aumento de sintomatología de miedo, tristeza, vuelta a la nueva normalidad que puede hacer que la gente se sienta más perdida, con menos recursos y mayor demanda, “pero eso no quiere decir que todo el mundo vaya a desencadenar un trastorno mental”. Para la psicóloga, lo mejor es que “cualquier persona que se sienta ahora ansiosa y no sepa cómo hacer frente a la situación, recurra a los profesionales antes de que pueda, o no, ir a más”.

En esta misma línea, Magdalena Pérez, presidenta del Teléfono de la Esperanza, reconoce que la coyuntura actual “va a afectar mucho a la salud emocional. Hay personas que van a poder afrontarlo de una manera resiliente, sin embargo hay personas más vulnerables que van a verse más afectadas y debilitadas”.

Ambas profesionales recalcan que es muy necesario diferenciar que en un momento dado pueda pasar por la cabeza la idea de ‘no puedo con esto. Quiero que esta situación acabe. Este dolor, miedo e incertidumbre por el escenario económico me asusta’, pero “eso no quiere decir que se tenga una ideación suicida”. Es más, durante este tiempo de confinamiento, los denominados factores de protección, entre ellos estar con la familia, estar recogidos o el no tener acceso a sitios o recursos perjudiciales, según comenta Magdalena, han sido fundamentales para frenar esas ideas y gestionar la situación de otra manera.

Desde el Colegio Oficial de Psicólogos y el Teléfono de la Esperanza, quieren hacer un llamamiento a todas esas personas que, por una razón u otra, se sientan perdidos, asustados o ansiosos: “Seguimos estando aquí. Hay muchos recursos para salir de esta situación y no hay que tener miedo a utilizarlos”.

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