Agricultura

Caída de ventas, fauna silvestre y competencia externa: el Pimiento Riojano se resiente

El primer trimestre de 2020 registró un récord de ventas, pero ahora la comercialización se encuentra a la mitad. A poco de finalizar la temporada de plantación del pimiento riojano, este producto oriundo y único de la región no pasa por sus mejores momentos. «Tristeza y angustia» son algunos de los sentimientos que según el presidente de la Indicación Geográfica Protegida del Pimiento Riojano, Jesús Martínez, se palpan en el sector dada la situación.

No solo la paralización de la hostelería y la consecuente reducción en su consumo quitan el sueño a los productores. «El incesante problema del exceso de fauna silvestre que destroza las plantaciones no deja de atormentarnos y Medio Ambiente no mueve un dedo. No sé si son conscientes de que cuando haya pimientos y los conejos se los coman, estos pueden transmitir enfermedades al producto además de arrasar con la cosecha. Es una vergüenza y en mi caso ya he tenido que replantar por cuarta vez una finca», recalca el presidente.

Además, desde la IGP critican la competencia internacional que existe en «desigualdad de condiciones»: «A nosotros nos llenan de inspecciones. Necesarias, eso sí. Mientras que a los pimientos que llegan del extranjero apenas les controlan», señala Martínez. «Así es imposible competir en igualdad de condiciones y en precio porque estos productos foráneos generan confusión en el consumidor, ya que muchos incluyen sus detalles en la letra pequeña y otros ni los muestran», añade.

La falta de mano de obra también le ha pillado los dedos a este cultivo. «Ha sido una auténtica locura intentar solventar esta situación. Lo que habitualmente suele hacer una sola persona, para este año hemos tenido que contratar dos o tres, y trabajadores poco o nada acostumbrados a estar en el campo», apunta Martínez. Colocar el producto en el mercado ha sido toda una guerra, «es inimaginable la cantidad de producto que los viveristas han tenido que tirar porque no podían darle salida».

Aunque ya comienza a verse la luz al final del túnel, desde la IGP son poco optimistas y aprecian cómo las ventas se ralentizan durante este mes, «pero hay que seguir abasteciendo al mercado y confiando en el consumidor y su tendencias». El presidente destaca que esta pandemia ha sacado a la luz nuevos hábitos de consumo donde el producto local y los comercios de barrio ganan protagonismo: «Lo que hace falta es que se mantengan estas costumbres para facilitarnos a los productores su colocación, porque recibir su apoyo aumenta nuestra autoestima».

Conservas El Chato

Son productores y transformadores locales artesanos, pero no consiguen la suficiente revalorización para su producto y ya se plantean reducir el número de hectáreas plantadas. “El 90 por ciento de nuestros clientes proviene del País Vasco, por lo que esta crisis ha generado una gran merma en términos de ventas”, señala Bárbara Pérez, empleada en Conservas El Chato. En comercio local, asegura que Haro y Ezcaray son los municipios donde más se vende y donde apenas ha descendido las compras, aunque es la rama de la hostelería la que peor situación muestra de cara a la comercialización del pimiento riojano.

“La venta ‘online’ es lo que ha evitado que las ventas caigan al suelo durante el estado de alarma. Ya antes la teníamos en funcionamiento, pero nunca ha tenido tanta demanda como durante estas semanas”, reseña. Sin embargo, los clientes mayoritarios de esta empresa, según Pérez, son adultos que acuden a la propia tienda a comprar y que, en algunos casos, las tecnologías se les resisten, “así que eso también ha frenado algo las compras”. Esta conservera ubicada en Leiva no ha tenido tanto problema, sin embargo, con la mano de obra: «Con una cuadrilla de ocho nos hemos apañado, aunque en condiciones normales hubiéramos contratado a más personas».

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