Después de 24 ajetreadas horas trabajando en una ambulancia asistiendo urgencias, comienza mi semana de vacaciones. Confiaba en dedicar parte de mi tiempo de ocio y asueto a caminar por el verde valle del río Cidacos y recolectar tesoros micológicos que nuestra primavera obsequia cada año. Craso error. El aprovechamiento micológico se ha transformado en ‘prohibición expresa mico-ilógica’ en la ‘Fase 0’ y la ‘Fase 1’.
Si bien debo dar las gracias al Gobierno por su arduo esfuerzo y titánico trabajo con la pandemia, también me veo en la obligación ciudadana de plantear una cuestión: ¿qué supuesto daño o peligro entraña la actividad micológica realizada individualmente? Estamos unidos a la naturaleza y su disfrute permite oxigenar cuerpo y mente, reflexionar en soledad, escuchar cómo el arroyo fluye y riega de vida el bosque y la pradera; y, si hay suerte, con sumo cuidado y esmero, recolectar algún preciado ejemplar del reino ‘fungi’.
La mitad de los días, la cesta regresa con basura de algún irresponsable que cuida mal del medio ambiente, patrimonio de todos. Hoy se puede cazar y pescar, ¿y setas no podemos recolectar? Ruego encarecidamente tengan a bien reconsiderar, regular y autorizar con plenas garantías el uso y disfrute del aprovechamiento micológico, el cual en modo alguno, realizado individualmente y responsablemente, no entraña riesgo de contagio o dispersión del virus, el cual contribuye al desarrollo y dinamización del medio rural, estimulando su economía.
*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.
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