Estaban acostumbrados al sol, a la lluvia, al aire, al frío, al calor. No importaba ni el día, ni la hora, ni el tiempo: ellos querían jugar. Los niños estaban habituados a las aulas del colegio, a sus patios, a los parques… numerosos lugares que ahora, con la crisis del coronavirus, se ven reducidos a cuatro paredes que ya tienen muy vistas.
Pero cuando pensábamos que esta situación les iba a superar, ellos han tirado de coraje, esperanza y ganas para hacerse más fuertes y sacar a relucir su creatividad, imaginación y paciencia, esa que a muchos adultos, a veces, nos haría más falta.
Por ello, en la calle Francisco de Quevedo de Logroño, las familias han querido hacer un pequeño homenaje a estos pequeños grandes héroes con una fiesta temática de peluches en los balcones. “¡Gracias campeones!”
