La Rioja

“Dudo que los niños vayan a tener problemas que se alarguen en el tiempo”

Desde hace unos días son muchos los padres que piden que los niños puedan salir algo a la calle. Son los más pequeños los que están cumpliendo a rajatabla el confinamiento desde el primer día. Diana Lorente es licenciada en pedagogía y técnico superior en Educación Infantil. Ella lleva más de una década siendo formadora de profesionales y familias y es directora de la Escuela Infantil de Lodosa. Hablamos con ella de cómo llevan los pequeños la cuarentena, cómo podemos favorecerla y qué necesidades tienen estos días.

– Los pequeños sí que están siendo unos auténticos héroes y nos están dando un ejemplo de resiliencia.

– Sin lugar a dudas. Los niños tienen una capacidad de adaptarse a las nuevas situaciones que es increíble. Es complicado hablar de estas cosas en términos generales porque cada niño y sus situaciones es un mundo. No es lo mismo los niños que tienen hermanos que los que no, ni si tienen suficiente espacio en casa o no. Hay que contextualizar mucho, pero en general nos están dando un ejemplo a los mayores increíble. Nos han demostrado que son maravillosos, resistentes, residentes, imaginativos, pacientes… Nos han dejado claro que su capacidad de supervivencia es mucho mayor que la de los adultos. Es algo que los que trabajamos con ellos ya sabíamos, pero que en esta cuarentena ha quedado más patente.

– ¿Cuáles son los mayores problemas con los que se están encontrando estos días los más pequeños?

– Especialmente la falta de juego al aire libre. Hablamos especialmente de niños entre 0 y 6 años. El movimiento es sagrado para ellos y por eso lo tenemos que potenciar. Debemos adaptar nuestros hogares para este contexto: dejarles subirse al sofá, hacer circuitos por el pasillo para que puedan correr o gatear en el caso de los más pequeños, buscar, en definitiva, diferentes maneras de utilizar el mobiliario que tenemos a mano. Otro de los problemas es el aislamiento y la dificultad para hacer ejercicio físico.

Otro de los problemas que se están encontrando los niños es que están teniendo que asimilar la preocupación de sus padres. Los niños notan nuestras preocupaciones y ahora son muchas: el miedo al virus, el tema de la falta de trabajo, el distanciamiento con las familias…

– ¿Qué problemas nos podemos encontrar con ellos?

– La situación es complicada y, en casos concretos, hay niños que están teniendo irritabilidad. También en casos puntuales se están produciendo rabietas, desobediencia, cambios de humor, aumento de lloros, aumento de peleas entre hermanos, alteración del sueño, de la alimentación, algunos vuelven a hacerse pis en la cama cuando no lo hacían hace tiempo… dudo que vayan a ser problemas que se alarguen en el tiempo. No creo que les vaya a pasar factura. Igual que se han adaptado muy bien a esta situación, se adaptarán perfectamente a la vuelta a la normalidad.

– ¿Les podría quedar alguna secuela?

– Creo que el mayor problema que les puede quedar es por el tema de los dispositivos móviles. Están más tiempo del habitual con ellos y vamos a tener que ‘desintoxicarles’ después. Ese puede ser el mayor problema y por eso hay que intentar que, especialmente en los más pequeños, los dispositivos móviles sólo se dejen para socializar con los abuelos o con las familias. En los menores de dos años, la necesidad de socialización es más superficial y para ver dibujos o actividades online es preferible que usen la televisión y no el móvil o las tablets.

– ¿Qué tenemos que hacer para paliar estos problemas puntuales que están teniendo los niños?

– Para nosotros es fundamental marcar unas rutinas diarias básicas. Hay que marcarlas muy bien (es complicado porque hay padres que siguen trabajando y algunos que teletrabajan, pero hay que intentarlo). Los niños necesitan saber qué va a pasar después. Es una forma de hacerles sentirse seguros. Ellos carecen de orientación temporal y por eso los horarios de despertarse e irse a la cama tienen que ser siempre los mismos y cambiar la rutina los fines de semana. Después de desayunar, lo interesante es que se hagan las actividades de mayor concentración para ellos: pintar, plastificar, canciones, leer algo a los que son un poco más mayores… También por la mañana podemos hacer juegos simbólicos (cocinillas, coches, muñecos) y motrices.

– ¿Es importante que los niños colaboren estos días con las labores de casa?

– Es importantísimo. Ahora tenemos más tiempo y ellos tienen que colaborar en las funciones básicas de la casa. Es una oportunidad perfecta para fomentar su autonomía. Normalmente no tenemos tiempo para que el niño ayude a hacer la cama o ayude a poner la mesa. Ahora sí lo tenemos. Que lo hagan y además que disfruten de ello. Según las edades pueden hacer unas cosas u otras. Los que son más mayores pueden ayudarnos a quitar el lavavajillas…

– El día es muy largo. ¿Qué hacemos por las tardes con ellos?

– La tarde para los más pequeños tiene que contar con una siesta y después de la merienda llega el momento de jugar: repostería en familia, baile… hay millones de recursos por internet que podemos llevar a cabo. La música también es muy importante porque disminuye las hormonas del estrés, aumenta la liberación de oxitocina, serotonina y dopamina y da sensación de felicidad. Si además bailamos estamos haciendo ejercicio. Se pone un capítulo de una serie o una película y se ve entero. Después llega la hora del baño, la cena, un cuento y a dormir.

– ¿Les dejamos también que se aburran?

– Por supuesto. El aburrimiento es importantísimo porque fomenta la creatividad. No tenemos mas que recordar que cuando nuestros padres no nos prestaban tanta atención como ahora a los niños se nos ocurrían cosas maravillosas.

– ¿Cómo les explicamos a los niños lo que está pasando?

– Los niños viven en la etapa egocéntrica y no acaban de entender que todos estamos en casa. Se lo tenemos que explicar, que no sólo ellos están en casa. La mejor manera de explicarlo es a través de los cuentos porque es como mejor lo entienden. Aconsejo que siempre sea el mismo. Hay cuentos sobre este tema que están muy bien elaborados. Cuanto más lo oyen, más lo conocen, más lo interiorizan y más ganas tienen de escucharlo de nuevo. Lo que no hay que hacer nunca es mentirles. Necesitan saber lo que está pasando.

En el caso de que algún niño haya tenido que vivir el fallecimiento de un abuelo, ¿cómo se lo explicamos?

– Los niños no saben qué significa aún para siempre. Hasta los 7 u 8 años no lo entienden, pero sí sufren porque ven a sus padres sufrir. No hay que esconderse para llorar delante de ellos. Hay que hacerlo y explicarles por qué nos sentimos mal.

– ¿Hay algo positivo que podemos sacar de todo esto?

– Hay muchas cosas positivas. Lo primero es que nos estamos conociendo más. Estamos conociendo más a nuestros hijos. Hay padres que se asombran de lo bien que comen o de lo bien que hablan o de lo bien que hacen determinadas cosas. Es una oportunidad inmejorable para fortalecer los vínculos entre la familia.

Subir